El equipo de Nueva York se impuso ante los Medias Rojas por 10-7.

Mariano Rivera, el lanzador panameño, se olvidó del dolor de su desgracia familiar para volver a ser el cerrador estelar que necesitaban los Yankees de Nueva York y convertirse en el pelotero latino más destacado del primer partido de la serie por el título de la Liga Americana, que ganaron por 10-7.

Rivera, quien llegó al Yankee Stadium en el tercer episodio, luego de regresar de Panamá, donde asistió al funeral de dos familiares que murieron electrocutados en un incidente el pasado sábado en la casa del jugador, silenció por completo a la toletería de los Medias Rojas de Boston en el momento  oportuno, para anotarse su primer rescate de esta serie.

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El panameño, quien fue ovacionado por todos los fanáticos al ingresar al terreno de juego, trabajó una entrada y un tercio sin mayores complicaciones para conceder dos imparables sin carreras. “Mariano es algo muy especial en todos los aspectos y su ejemplo es un símbolo para esta organización”, declaró Joe Torre, manejador de los Yankees.

Rivera, quien se mostró feliz por la manera como lo habían recibido y tratado todos a su llegada, reconoció que no había sido fácil hacer el trabajo, pero era consciente de que la vida seguía y tenía que cumplir con su labor y responsabilidad. “El equipo necesitaba de mi aportación y eso fue lo que hice desde que salí al montículo”, comentó muy contento Rivera y recalcó: “Me siento en paz conmigo mismo y con todos mis sentimientos”.

El jardinero puertorriqueño Bernie Williams y el tercera base dominicano Álex Rodríguez destacaron con el bate para el equipo yanqui, el primero al impulsar tres carreras y el segundo al anotar otras dos. Williams ligó dos indiscutibles en cinco visitas al plato, incluyendo un doblete en el octavo episodio, que remolcó las últimas dos carreras de los Yankees en el partido.

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Rodríguez mantuvo su condición de estelar que siempre responde en los momentos que su equipo necesita y lo hizo al anotar un par de carreras que fueron las que abrieron el camino del triunfo final.

El boricua Jorge Posada tampoco podía faltar en su apoyo en el ataque y con elevado sacrificio permitió que el japonés Hideki Matsui también anotase la carrera que dejó un parcial de 6-0 favorable a los Yankees. “El partido lo teníamos controlado hasta que se nos complicó con la reacción de los Medias Rojas, que se pusieron a solo una carrera de empatar el marcador”, comentó Posada   y elogió a su compañero: “Creo que luego el trabajo de (Mariano) Rivera fue fantástico y el bateo oportuno de Bernie, decisivo”.

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Por Medias Rojas destacó el dominicano David Ortiz, que pegó dos inatrapables en cuatro turnos al bate, con dos remolcadas, producto de un triple en la octava entrada, para continuar una reacción, que comenzó en el séptimo capítulo, cuando la novena de Boston anotó hasta en cinco oportunidades.

“Estuvimos muy cerca de haber conseguido la remontada si mi batazo en lugar de haber sido doble se hubiera convertido en cuadrangular”, valoró Ortiz y aseveró: “Hoy hemos perdido solo un partido, pero hicimos cosas positivas que nos pueden servir de cara al futuro”.

EN LA BASE

DEMOSTRACIÓN
Los Yankees demostraron al ganar 10-7 que con un pitcheo efectivo son un equipo poco menos que imbatible en el torneo.

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MEJORÍA
El talón de Aquiles de los Yankees a lo largo de la presente campaña fue siempre su rotación de abridores, ya que el trabajo de base y la ofensiva del equipo habían respondido de gran manera a lo largo de la temporada regular.

MATSUI
Ante los Medias Rojas, la toletería de los Yankees, liderada esta vez por el jardinero japonés Hideki Matsui, que remolcó cinco anotaciones, volvió a estar nuevamente a la altura, pero no fue solo eso lo que resaltó, sino también la gran actuación monticular del abridor Mike Mussina, que trabajó algo más de seis entradas con solidez.

EXPERIENCIA
Mussina, un derecho con 14 años de experiencia en la gran carpa y que registró una marca de 12-9 en la temporada regular, usó su mejor repertorio para realizar un gran trabajo, más en los primeros seis episodios del encuentro, donde no permitió ni imparables ni carreras.