¿Qué pasó luego de la reubicación de los comerciantes informales del Centro Histórico de Quito?

El  Centro Histórico está muy bonito, más iluminado, el turismo se incrementó, se recuperó el espacio público e incluso los habitantes tienen mayor interés por conocer el arte y cultura de la ciudad.

Ahora mi ciudad se ve más hermosa, pero, ¿qué pasó con la gente que salió de su lugar de trabajo? ¿Dónde quedó el lado humano? Ahora se encuentran en lugares limpios, seguros como dicen algunos de ellos: “Ahora no se nos llevan los ladrones ni la lluvia, la mercadería”; pero, ¿de qué sirve toda la comodidad si los ingresos de más del 50% de esos comerciantes es menor a $ 100 mensuales?

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El caso que más sorprende es el del primer bloque del centro comercial Chiriyacu, donde la mayor parte de los locales están cerrados y casi nadie los visita.

No estoy en contra de la reubicación, todo lo contrario, me pareció muy beneficiosa, además, generó nuevas plazas de trabajo.

Simplemente creo que esta es la oportunidad para que las autoridades no descuiden a los comerciantes reubicados, y no permitan que el comercio informal se prolifere por otras partes; pues eso los perjudica. Y lo más importante, que no olviden que ellos tienen familias que mantener, por ende necesitan ingresos, por lo que es importante seguir promocionando los “Centros comerciales del ahorro”.

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De no incrementarse los niveles de venta para estas personas, ¿qué alternativa les queda?

Este es un problema social serio que puede tener terribles consecuencias, como la de que los comerciantes se rebelen y salgan nuevamente a las calles; ahí se retrocedería entonces el proceso de regeneración urbana que ha conseguido nuestra ciudad quiteña.

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Karola Rubio Lozada
Quito