La semana pasada me interrogué: ¿por qué votar? Y trasladé la pregunta e hice presente mis reflexiones a los lectores de esta columna.

El ejercicio fue fructífero como lo comprobé por los mensajes que recibí y algunos testimonios, como los de un compañero que me llamó para decir que sí votará, aunque había pensado no hacerlo, y de un joven que me aseguró que llevará a las urnas a su abuelo, que solo se queja y no actúa.

Hoy, a poco del día del sufragio, me pregunto: ¿por quién votar? La respuesta no es fácil.

No es fácil porque generalmente nos falta conocimiento suficiente sobre dos elementos fundamentales que pueden inclinar nuestra decisión:

-Los planes de trabajo. A pesar de todas las demandas que por años he realizado, los tribunales electorales no los publican ni obligan publicarlos, de lo que dejo constancia para el juicio de la historia.

-Los candidatos. Los electores generalmente desconocemos su historia, vida y milagros, cuestión que se vuelve fundamental, pues estamos habilitados para votar por personas y no por listas completas, en las elecciones pluripersonales.

Al meditar sobre estos temas, me parece que la democracia está secuestrada por los sectores políticos que ejercen el poder desde las funciones Legislativa, Ejecutiva y Electoral.

Afirmo que está secuestrada, pues considero que ha sido arrebatada de manos de su legítimo propietario: el pueblo. Este no tiene control ni forma de controlar lo que ocurre. Sus representantes lo han dejado a un lado. Apenas es espectador de caos preelectorales, como ahora, en que la incertidumbre de la distribución de puestos nos acosa.

No obstante, hemos de seguir luchando y participando en el quehacer político en el lugar y en la medida de nuestras posibilidades. Si no, las cosas serían peores.

Por eso, recordando que brindé razones jurídicas, políticas, cívicas, morales, sociales, espirituales y de justicia para votar, ahora invito a utilizarlas para escoger por quién votar.

Verifique si los candidatos que parecen seducir su voluntad son respetuosos de las normas, definidos políticamente, virtuosos ciudadanos, honorables y honestos, agentes activos en la comunidad, fuertes en sus convicciones y enemigos de las injusticias.

Revise a cada uno con este cuestionario. No se deje convencer con la propuesta de votar por listas completas si eso incluyese a alguien que no resiste el cuestionario.

¿Debemos ser exigentes al momento de escoger por quién votar? ¿Sería tan amable en darme su opinión?