El botiquín casero
Era un mueble o armario de madera donde se guardaban  varios remedios para primeros auxilios en los hogares. Ahora hay otros modelos de materiales como metal o plástico, diferente al de tipo tradicional de las casas de antaño.

En los años 20 y 30 recuerdo el de nuestros padres, de unas cuatro o cinco repisas, charolado, esquinero, protegidas las puertecillas con vidrios. Estaba en uno de los cuartos de baño de nuestra casa en la avenida Rocafuerte y Juan Montalvo.

Un botiquín familiar por lo general tenía lo siguiente: algodón, gasa, esparadrapo, agua oxigenada, alcohol de 40 grados, alcohol de menta, yodo, mercurio cromo, tintura de benjuí, bálsamo del Perú, aceite de castor, leche de magnesia, sal inglesa, agua de goulard, elixir paregórico, jarabe de tolú, polvo de ipecacuana, valeriana, etcétera.

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No faltaba en un botiquín casero una caja de metal con una jeringuilla de vidrio y agujas de diferente grosor, así como en la parte inferior del mismo, un bidé y un irrigador para lavativas con cánulas o bitoques de varios tamaños. En algunos hogares a este artefacto de madera lo pintaban de blanco y le ponían una cruz roja para distinguirlo de los demás muebles. Esos remedios que contenía eran imprescindibles  hasta que llegara el médico de barrio o de cabecera , que en nuestro caso era el doctor Roberto Solís.

De Reminiscencias del pasado guayaquileño, por Hugo Delgado Cepeda, periodista e historiador.