El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, estimó este martes que la economía latinoamericana crecerá este año "cerca del 5 por ciento, tal vez el 4,7 ó el 4,8 por ciento" e insistió en que hay que aprovechar el "margen de maniobra" que ofrece la actual "bonanza".
 
"La confianza es esencial", al igual que la previsibilidad, insistió en repetidas ocasiones Iglesias, en la conferencia inaugural de la Tribuna de las Economías Latinoamericanas en la Casa de América Latina de París.
 
El responsable del BID dijo ser "optimista" con respecto a las perspectivas de la región, y en ese sentido aludió a la conveniencia de aprovechar la actual coyuntura de precios elevados de las materias primas.
 
Eso requiere -argumentó- "políticas públicas ambiciosas", políticas sociales, "pero también cumplir las reglas del juego".
 
El Fondo Monetario Internacional (FMI) había elevado a comienzos de mes su previsión de crecimiento para Latinoamérica al 4,5%.
 
Iglesias se refirió al proceso de integración regional en Latinoamérica, que a su juicio debe reforzarse de forma que se profundice en la circulación de mercancías, y eso facilitará su capacidad de negociación en los acuerdos comerciales Norte-Sur.
 
Defendió la implicación activa de los países de la región en la actual Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para la liberalización de los intercambios, y también que los estados más frágiles, en particular los centroamericanos, puedan beneficiarse de condiciones específicas.
 
Iglesias quiso guardar la esperanza sobre la posibilidad de lograr un acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y Mercosur en la reunión que mantendrán los responsables de uno y otro bloque en Lisboa el próximo fin de semana, pero al mismo tiempo se esforzó por quitar dramatismo para el caso de que no se consiguiera.
 
"Espero que tengamos un acuerdo en la reunión de Lisboa. Si no, tendremos que continuar después" con la nueva Comisión Europea que iniciará su mandato el mes próximo, señaló.
 
Sobre las negociaciones en curso, indicó que la estrategia deseable para Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) sería un "compromiso paralelo" que implicara la liberalización de los mercados agrícolas a la que más se ha resistido la UE.
 
El presidente del BID afirmó que en Latinoamérica "hacen falta proyectos nacionales a largo plazo" que marquen el camino y continuar con las reformas estructurales, en particular para mejorar la competitividad, pero también las infraestructuras, la educación, la investigación en tecnología o la innovación.
 
En cuanto al papel de los gobiernos, dijo que en la pasada década estuvo lastrado por una posición negativa sobre su intervención en la economía y defendió su función para la gestión macroeconómica.
 
Además, comentó que el Estado debe intervenir "pero no para ahogar el mercado, sino para favorecer su funcionamiento".