Ahora son parte de la memoria urbana y motivo de añoranza para quienes fueron a sus instalaciones para divertirse.
 
Como en casi todas las urbes del mundo, Guayaquil tuvo y tiene esos lugares de diversión que en distintas horas del día pero especialmente en las noches, acogen los fines de semana u otro día al adulto o  joven citadino y curioso que gusta del baile y cuantas novedades más ofrecen este tipo de locales.

Lo que actualmente llamamos discoteca, boite, cabaret, etcétera,  antaño nuestros abuelos y padres denominaron dancing, grill  o night club. Con algunas diferencias entre ellos porque  tienen actividades específicas,  también forman la identidad urbana y se apegan al  folclore social por la carga de motivos que encarnan  propietarios, trabajadores y  clientes asiduos o informales.

Así lo demuestran los tradicionistas Guido Garay quien los describe  en su libro  testimonial Recuerdos de un viejo guayaquileño, y   Alberto Guzmán Rodríguez en la obra Al compás de los recuerdos.

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Ensayamos pues, un apretado inventario de los dancings y salas de baile que hicieron furor en las décadas del 30 y 40 del siglo pasado,  hasta cuando aparecieron modernos boites, grilles  y clubes que también fueron famosos a partir de la segunda mitad del mismo siglo XX.

Muchos testimonios

Locales que no olvidan citar Garay y Guzmán en sus textos son el  Ideal, de Judith Sierra, donde se bailaba con saco y corbata, y el American Dancing,  de los hermanos Merchán, en Colón y Machala, famoso por el baile de las siete congas.
Asimismo, el Crosley, de los Viera, diagonal al American Dancing, en el que se compraban tiquetes para recibir atención y entregar a la pareja luego de bailar una pieza.

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También evocan  el Liberty, de Segundo Erazo, con espejos y luces ubicado en Clemente Ballén 1414 y Machala; el Juventud Alegre, de Juan Gómez, en Aguirre y Machala al que concurrían especialmente los jóvenes; el cabaret Ideal, de Aguirre y Machala, frente al cine Quito; el conocido Flor de Levante, en la planta baja del American Dancing; y El Mónaco, en Boyacá y Manuel Galecio, sector donde funcionaban similares establecimientos. 

El teatro dancing Ideal frente a la Plaza de la Concordia (1937) acogió a muchos parroquianos. De igual manera, el  Dixie  Night Club (Sucre y Quito) en 1943 presentó al conjunto de Carlos Aguilera y su cantante Guillermo Romero, con repertorio de música antillana.

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Hubo el Hawai Night Club en Colón 1218; el Roxy Nigth Club donde tocaba la orquesta Costa Rica Swing Boys, y el dancing Pabilón Baratito en Machala 512 y Padre Solano.

Otras novedades

Con la introducción de nuevas costumbres en la segunda mitad de la centuria anterior, se establecieron el Morocco Night Club, cuyo aviso decía: “primera boite de lujo del país con orquesta propia” y atendía en Aguirre 2501.

Igualmente se afianzaron los clubes y grilles Miros, a orillas del Salado, pasando el puente Cinco de Junio; Azul del hotel Humboldt Internacional; Henry , del hotel Crillón; y el nigth club Maxim s,  en General Gómez 913. También fueron muy concurridos los grilles Tropicana  y Can Can en el barrio de Víctor Hugo Briones y Diez de Agosto; el  Alibabá de Diez de Agosto 120 y García Avilés.

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Como no todos ofrecían espectáculos frívolos  y  strip - tease con bailarinas (vedettes) nacionales y extranjeras, sino formal esparcimiento para quienes únicamente querían bailar, los vecinos asistieron a comer y danzar en los restaurantes boites Raphael Internacional de Víctor Emilio Estrada 414; la terraza Inca de García Moreno y Nueve de Octubre; el restaurante dancing show Pauli de Panamá y Roca; y por supuesto, el American Park, situada en la actual plaza Rodolfo Baquerizo Moreno. También eran otras épocas, con gente respetuosa y sin los peligros que se viven en estos días.

Larga resultaría la nómina de estos lugares por lo que dejamos abierta la tarea de evocación al amigo lector. Ya habrá oportunidad  para referirnos a establecimientos tan emblemáticos de Guayaquil como la Cantina de Mamita, El Barco, Bongo Soda, Rosado y los restaurantes  Fortich, Melba, El Piave, El Búho, El Barco, entre otros.