El ingeniero británico Ken Bigley habría logrado escapar media hora antes de ser apresado de nuevo por sus captores y decapitado, según informó una fuente del Gobierno iraquí a la cadena británica BBC.
 
De acuerdo a esta fuente, el rehén se fugó con ayuda de uno de sus secuestradores antes de volver a ser capturado en una zona agrícola cerca de Latiyifa, al suroeste de Bagdad. Pero testigos presenciales niegan esta versión y declararon en Iraq haber visto la captura del secuestrado, que poco después fue ejecutado.
 
Los diplomáticos británicos en ese país intentan recuperar el cuerpo del Bigley, de 62 años, cuyo asesinato tras veintitrés días de cautiverio ha causado conmoción en el Reino Unido.
 
La ciudad inglesa de Liverpool guardó hoy dos minutos de silencio por su muerte, mientras las banderas ondean a media asta en señal de luto.
 
Se han preparado diversos actos en honor de la víctima, como servicios religiosos y homenajes, mientras se suceden los mensajes de pésame a la familia, que se ha congregado en la casa de la madre, Lil, en esa ciudad norteña.
 
La reina Isabel II y el primer ministro británico, Tony Blair, lideraron ayer las muestras de apoyo a la familia: la soberana, en un mensaje privado y Blair en una declaración televisada en la que también condenó el atroz asesinato.

A los ingleses de diferente religiones que han participado de los tributos a Bigley, los líderes musulmanes de todo el país expresaron su apoyo a la familia y condenar públicamente la ejecución del ingeniero.
 
En una rueda de prensa, el doctor Mohamed Naseem, responsable de la principal mezquita de la ciudad, criticó la inacción del Gobierno británico para lograr la libertad del secuestrado. Señaló que podría haber acordado la liberación de las dos presas iraquíes retenidas por las tropas estadounidenses, científicas del antiguo régimen, sin necesidad de negociar con los secuestradores.
 
Los captores de Bigley, miembros del Grupo Monoteísmo y Guerra Santa, pidieron la liberación de esas y otras mujeres de cárceles iraquíes a cambio de su vida.
 
Ken Bigley, natural de Liverpool (noroeste de Inglaterra), fue secuestrado el 16 de septiembre de su casa en Bagdad por el grupo extremista. Junto a él fueron apresados los estadounidenses Eugene Armstrong y Jack Hensley, que fueron decapitados pocos días después.
 
La familia de Bigley, que hoy pidió a la prensa respeto a su privacidad, fue la que confirmó, el viernes su trágica muerte.