En la vereda de la maternidad Isidro Ayora de Quito, Santiago Naranjo, reportando para ‘Está clarito’, entrevista a una dirigente del gremio de trabajadores de la salud y le pregunta por qué no se inventan una forma de protesta más imaginativa. El reclamo no deja de ser justo, pero no menos que este otro: ¿por qué los periodistas, que con este paro de la salud ya van cubriendo cinco en lo que va del año, no se inventan también una manera más imaginativa de hacerlo?

Lo único que alcanzamos a ver del problema de la salud pública en los reportajes de la TV, es lo que se alcanza a ver desde la vereda del hospital más cercano (uno de Quito y otro de Guayaquil, claro, no hay que olvidar la cobertura “nacional”). Cada vez que se declara un nuevo paro, los reporteros y camarógrafos de todos los canales corren hacia las veredas de los hospitales y se dedican a recoger casos de personas que se quedaron sin atención médica. Como seres solidarios que son, los periodistas se indignan con sobrada justicia y algunos terminan editorializando contra la falta de conciencia de los médicos. Después de todo, ellos tienen la culpa de todo este desastre, según se alcanza a ver desde la vereda.

“Insensibles”, “abusivos”, faltos de “mística” y “entrega”, “caprichosos”, “desaprensivos”... Eso y más se dijo de los trabajadores de la salud, desde distintos canales, en los últimos tres días. Como si la crisis de un sistema en el que los médicos ganan 200 dólares fuera un problema de mística.

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En la vereda están la familia que viajó desde un cantón lejano, el anciano que se dejó caer rendido, la señora con el niño en brazos... Casos y más casos, primeros planos y más primeros planos. ¿Cuándo pasaremos de los casos a los temas, del primer plano a la vista general? En cada paro de médicos, queda la impresión de que a la TV no le interesa el problema de la salud pública sino en la medida en que pueda hacer con él una telenovela.