Las autoridades españolas mantenían ayer una prudente satisfacción por la detención en Francia del ideólogo del grupo separatista vasco ETA, Mikel Albizu Iriarte o Mikel Antza.

Aunque la captura completó el desmantelamiento del estado mayor de la organización iniciado en abril, la agrupación armada vasca ya demostró en el pasado su capacidad para renacer.

ETA ha sido a menudo comparada con una hidra, cuyas cabezas se renuevan tras su decapitación.

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En 1992 fueron detenidos los tres jefes del estado mayor de ETA (logística, política y militar) y la operación del pasado domingo en Francia es comparable a aquella acción, pues la captura de Albizu, jefe político del grupo vasco, completa las detenciones realizadas en abril del 2004, también en Francia, de los líderes logístico y militar.

El consejero vasco de Justicia, Joseba Azkarraga, advirtió que la organización armada vasca tiene “una capacidad importante” de regeneración.

“Pero esta vez, renacerán con mucha menos fuerza”, estimó Florencio Domínguez, especialista en asuntos vascos, al destacar que la organización está débil por los golpes de las policías francesa y española de los últimos años, que la obligaron a disminuir sus actividades terroristas en los últimos años por la falta de experiencia de los jóvenes activistas y la mayor presión de las fuerzas de seguridad.