El gobierno argentino dispuso el lunes que un edificio perteneciente a la policía y que funcionó como centro clandestino de detención durante la última dictadura militar se convierta en museo de la memoria para homenajear a los cientos de personas torturadas y asesinadas en ese lugar.
 
El inmueble, ubicado en el barrio porteño de Floresta, pertenece a la Policía Federal, que lo utiliza como planta verificadora de vehículos. Pero entre 1978 y 1979, en plena dictadura, allí fueron alojados y torturados entre 600 y 800 perseguidos políticos.
 
Como la Policía Federal está bajo la órbita del Poder Ejecutivo, el propio presidente Néstor Kirchner cedió el edificio al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para que lleve adelante el proyecto de museo.
 
Estamos cumpliendo con un mandato de conciencia. Esto es tener memoria para construir una sociedad basada en la justicia, dijo Kirchner durante el acto de traspaso.
 
El Olimpo, como era apodado el lugar por los represores, seguirá los pasos de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los principales centros de tortura durante la dictadura, que Kirchner se lo expropió a la Armada a principios de este año para convertirlo también en museo.
 
Según el testimonio de sobrevivientes,   El Olimpo fue construido sobre una gran playa de estacionamiento. Tenía tres o cuatro salas de torturas, llamadas   quirófanos, tres pasillos con celdas, una enfermería y una oficina de archivo y documentación.
 
Funcionó entre agosto de 1978 y fines de 1979. Organismos de derechos humanos denunciaron que los presos allí alojados eran sedados y luego trasladados a un aeropuerto de las afueras de la capital donde se los subía a los aviones desde los cuales eran arrojados al mar en los llamados   vuelos de la muerte.
 
Tras el retorno de la democracia en 1983, el edificio siguió funcionando como dependencia policial. Hasta que este año vecinos del lugar y organismos de derechos humanos solicitaron al gobierno su expropiación para convertirlo en museo, pedido que fue concedido.
 
Ahí se enterraron los sueños y las esperanzas de toda una generación que luchaba por un país mejor. Estamos dando un paso trascendente para dejar que esto nunca más vuelva a pasar, finalizó el presidente.