La organización separatista armada vasca ETA quedó  descabezada este domingo con la detención en Francia de su máximo dirigente  político Mikel Albizu, alias "Mikel Antza", doce años después de la última  caída de la dirección etarra en 1992.
 
Antza, considerado el estratega de ETA y detenido este domingo en Salies de  Béarn (sudoeste de Francia), se había hecho con la máxima dirección política de  ETA justo después del duro golpe de Bidart (sudoeste de Francia).
 
En aquella operación fueron detenidos José Luis Alvarez Santacristina  "Txelis", jefe del aparato político, al que sustituyó Antza, así como Francisco  Mujika Garmendia "Pakito", responsable del aparato militar, y José María Arregi  Erostabe "Fiti", jefe del aparato logístico de la organización armada.
 
La caída de la cúpula etarra catapultó a Antza a la cabeza del aparato  político, en el que permanecía desde entonces convertido en el miembro más veterano de ETA por lo que es considerado su número uno, al frente del aparato encargado de elaborar las publicaciones y documentos de la organización, establecer su estrategia y gestionar su dinero.
 
Su detención este domingo, junto a otras 20 personas, entre ellas su  compañera sentimental y encargada de los comandos legales (miembros no  fichados por la policía) de ETA, Soledad Iparragirre "Anboto", en un operativo en el sur de Francia y en España, supone un gran golpe a ETA, que ya había perdido en abril pasado al máximo responsable del aparato logístico de la organización, Félix Ignacio Esparza Luri, y al coordinador de los diversos  aparatos etarras, Félix Alberto López de la Calle.
 
Según fuentes policiales, citadas por la agencia Vasco Press, la difícil  situación interna de ETA podría haber hecho que la organización, incluida en  diciembre de 2001 en la lista de organizaciones terroristas de la Unión  Europea, todavía no hubiera podido sustituir a Esparza Luri.
 
"La operación es de una importancia extraordinariamente alta", señaló el  ministro del Interior español, José Antonio Alonso, en Zaragoza (norte), no  sólo por las 21 personas detenidas sino también por la incautación de abundante  armamento y explosivos.
 
"Mikel Antza", quien había logrado evitar todos los golpes policiales desde  1993, es el principal estratega de ETA, que en los últimos años fue ampliando  sus ataques desde miembros del ejército y las fuerzas de seguridad del Estado a  políticos, miembros del poder judicial y periodistas, entre otros.
 
Desde que llegó a la cúpula etarra, la organización asesinó a 120 personas  en España e intentó asesinar en 1995 al rey Juan Carlos I por medio de un  francotirador y al entonces jefe de la oposición política José María Aznar con  una bomba.
 
Precisamente, ya con Aznar en el gobierno, Antza fue el principal  interlocutor del ejecutivo español durante la tregua de 14 meses que ETA  declaró unilateralmente en 1998 tras un acuerdo con los nacionalistas vascos  moderados y que rompió en diciembre de 1999, pese a la oposición de Antza,  según fuentes de la agencia Vasco Press.
 
Presionada por los últimos golpes policiales, ETA se vio además debilitada  con la ilegalización en marzo de 2003 por la justicia española de su brazo  político, la coalición Batasuna, en base a la ley de Partidos que en junio de  2002 aprobaron los diputados españoles y que permite la ilegalización de  partidos que apoyen activa o tácitamente el terrorismo.
 
Ante esta situación, ETA, cuyos últimos tres atentados mortales tuvieron  lugar en 2003, volvió al primer plano de manera espectacular a principios de  2004 al hacerse pública la entrevista de Antza con Josep Lluis Carod-Rovira,  dirigente de la izquierda republicana e independentista catalana (ERC), que  tuvo que dimitir de su puesto de número dos del gobierno regional catalán.
 
Esta entrevista desencadenó una tormenta política en España y fue seguida  de cerca, unas semanas después por el anuncio de tregua de ETA limitado a  Cataluña, que levantó aún más ampollas en la clase política española.
 
Los sangrientos ataques islamistas del pasado 11 de marzo en Madrid (191  muertos y 1.900 heridos) volvió a impulsar a ETA a buscar una acción limitada  para no recordar la masacre y limitó sus tradicional campaña de verano a una  serie de pequeños artefactos explosivos colocados en distintas localidades de  la costa norte de España, causando 5 heridos leves.
 
ETA eligió "deliberadamente" una campaña de baja intensidad, según el  gobierno regional vasco, en referencia a estas últimas acciones de ETA, que  este domingo volvió a sufrir un duro golpe.