La Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos continúa puntualizando como sigue. Si se diera la necesidad de que instrucciones o testimonios sobre la vida cristiana sean expuestos por un laico a los fieles congregados en la iglesia, siempre es preferible que esto se haga fuera de la celebración de la misa. Por causa grave, sin embargo, está permitido dar este tipo de instrucciones, luego de que el sacerdote pronuncie la oración después de la comunión. Pero esto no puede hacerse una costumbre. Estas instrucciones y testimonios no pueden tener un sentido que sea confundido con la homilía, ni se permite que por ello se suprima totalmente la homilía.

Por el sentido teológico inherente a la celebración de la eucaristía o de un rito particular, los libros litúrgicos permiten o prescriben, algunas veces, la celebración de la santa misa unida con otro rito, especialmente de los sacramentos. En otros casos, sin embargo, la Iglesia no admite esta unión, especialmente cuando lo que se añadiría tiene un carácter superficial y sin importancia. Además, no es lícito unir el sacramento de la penitencia con la santa misa y hacer así una única acción litúrgica. Esto no impide que algunos sacerdotes, independientemente de los que celebran o concelebran la misa, escuchen las confesiones. Pero esto hágase de una manera adecuada.

La celebración de la santa misa de ningún modo puede ser intercalada como añadido a una cena común, ni unirse con cualquier tipo de banquete. No se celebre la misa, a no ser por grave necesidad, sobre una mesa de comedor, o en el comedor, o en el lugar que será utilizado para un convite, ni en cualquier sala donde haya alimentos, ni los participantes en la misa se sentarán a la mesa, durante la celebración. Si por una grave necesidad se debe celebrar la  misa en el mismo lugar donde después será la cena, debe mediar un espacio suficiente de tiempo entre la conclusión de la misa y el comienzo de la cena, sin que se muestre a los fieles, durante la misa, alimentos ordinarios.

No está permitido relacionar la celebración de la misa con acontecimientos políticos o mundanos, o con otros elementos que no concuerden plenamente con el magisterio de la Iglesia Católica. Además, se debe evitar totalmente la celebración de la misa por el simple deseo de ostentación o celebrarla según el estilo de otras ceremonias, especialmente profanas, para que la eucaristía no se vacíe de su significado auténtico. Por último, el abuso de introducir ritos tomados de otras religiones en la celebración de la santa misa, en contra de lo que se prescribe en los libros litúrgicos, se debe juzgar con grave severidad.

Ojalá que los fieles colaboren con los sacerdotes para que estas disposiciones sean observadas. Igualmente observen cortesía cristiana en cuanto al momento de llegar al lugar sagrado. Esto es, hacerse presente unos minutos antes del inicio de la eucaristía y con ánimo de orar y cantar respondiendo en voz alta. Es decir, ser actores de la santa misa.