La iniciativa del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, de buscar nuevas estrategias para combatir el hambre global, recibió el sábado un formidable impulso de los 184 miembros del Banco Mundial.
 
Reunidos en el Comité de Desarrollo, el órgano directivo del Banco, los ministros pidieron a la institución que investigue e informe sobre las formas de sacar adelante el plan.
 
El Banco presentará el informe correspondiente en la próxima asamblea el 17 de abril en Washington, dijo el Comité en un comunicado al concluir su reunión.
 
La llamada   Acción contra el hambre y la pobreza fue planteada por Lula en Nueva York hace dos semanas con la presencia de los presidentes, entre otros, de Francia, España, Chile y Perú, que coincidentemente asistían a la asamblea general de las Naciones Unidas.
 
La propuesta encontró su primer obstáculo en la oposición de Estados Unidos al establecimiento de un gravamen al movimiento de capitales en el mundo como medio para generar fondos para la campaña contra el hambre.
 
El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, uno de los asistentes al lanzamiento del plan de Lula, había dicho en el transcurso de la actual asamblea que se realiza conjuntamente con el Fondo Monetario Internacional, que la propuesta   es mucho más que una recomendación tributaria.
 
El ministro de Hacienda brasileño Antonio Palocci, participante en la asamblea del Banco, dijo que fue   natural esperar una oposición de Estados Unidos, pero había   muchos países más comprometidos con la campaña contra el hambre y la pobreza.
 
El Comité señaló que en la lucha contra el hambre y la pobreza era necesario emprender reformas en los países en desarrollo capaces de generar flujos financieros para el desarrollo.
 
Los ministros dijeron que   han tomado nota de la importancia que puede tener en ese contexto las remesas de inmigrantes a sus países de origen y encomendaron al Banco   intensificar un trabajo analítico sobre esa fuente potencial.