No debemos permitir que el dinero que descuenta el IESS vaya a parar a los bolsillos de unos cuántos bandidos de cuello blanco.

¿Cómo es posible que se paguen enormes cantidades de dinero solo para diseñar informes, colores de pintura para oficinas, entre otras cosas, diciéndose que se está modernizando? Mientras tanto no se pueden utilizar esos dineros y comprar material para tomar las resonancias magnéticas a cientos de afiliados que deben esperar meses para ser atendidos en su salud.

El IESS debería cambiarse de nombre y llamarse “Irrespeto a los Ecuatorianos de los Servidores del Seguro”.

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¿Hasta cuándo quedan en la impunidad estos atracos sociales? ¿Por qué no se conduelen de los afiliados?

M. del Carmen Ordóñez
Guayaquil