Los habitantes de Carmen de Patagones, ciudad situada a 960 kilómetros al sur de Buenos Aires, asistieron este miércoles al sepelio de los tres estudiantes secundarios asesinados en la víspera por un condiscípulo de 15 años. 
 
La actividad fue nula en esta ciudad de 25.000 habitantes, en el extremo sur de la provincia de Buenos Aires. Permanecieron cerrados los negocios, las oficinas públicas y los centros de enseñanza. 
 
Entre muestras de dolor, dos de las víctimas -un muchacho y una joven- fueron sepultados en el cementerio municipal. La tercera víctima, una joven de 15 años, fue inhumada en un cementerio privado. 
 
El gobernador de la provincia, Felipe Solá, se hizo presente en la ceremonia fúnebre con todo su gabinete. 
 
El presidente Néstor Kirchner dispuso en la víspera dos días de duelo ante un episodio que sacudió a todo el país. 
 
Los cinco alumnos heridos por el estudiante autor de la agresión, un adolescente de 15 años de quien solamente se difundió su nombre, Rafael, seguían internados en hospitales de esta ciudad y de la vecina Viedma, capital de la provincia de Río Negro, separada de Carmen de Patagones por el río Negro. 
 
El autor de los homicidios, entretanto, seguía detenido en un juzgado de menores de la ciudad de Bahía Blanca, a 300 kilómetros al noreste. Debido a que es menor de 16 años no es penalmente imputable, pero la justicia de menores, con asesoramiento de médicos y psicólogos, determinarán si es internado en un centro de rehabilitación o entregado a sus padres. 
 
El padre de Rafael, un suboficial de la Prefectura Naval (policía de costas) estaba en Bahía Blanca junto a su hijo. La pistola 9 milímetros usada para acribillar a los estudiantes en un aula de la escuela secundaria   Islas Malvinas, había sido sustraída por Rafael a su padre. 
 
Todos los testimonios recogidos entre compañeros de colegio y vecinos coincidían en que Rafael es un joven sumamente retraído, con dificultades para insertarse en el grupo escolar, y víctima de burlas de sus compañeros. 
 
Un oficial de policía que detuvo el martes a Rafael y lo condujo a Bahía Blanca, declaró a la prensa que   pude tener un breve diálogo previo a su ingreso al juzgado. Me pareció un chico muy callado, muy reservado. Lo vi tranquilo, taciturno, pero tranquilo, aunque parecía algo apesadumbrado. 
 
El policía agregó que Rafael   comió poco, pero comió. Luego durmió tranquilamente. Lo tuvimos monitoreando toda la noche y fue despertado a las siete de la mañana.