La actriz fue considerada símbolo sexual en las décadas del cincuenta y sesenta. Abandonó el cine hace 30 años, pero mantiene su fama ya sea por sus polémicas opiniones o por la defensa de los animales.
Subasta de objetos personales, peticiones al presidente Jacques Chirac para su campaña a favor de los animales y escándalos diversos: así celebra hoy su cumpleaños 70 la célebre actriz francesa Brigitte Bardot, símbolo sexual en las décadas del cincuenta y sesenta.
“Voy a beber una copa de champán con dos o tres amigos. Voy a cumplir 70 años, daré gracias a Dios por haber llegado hasta aquí, pero la verdad es que preferiría tener 30 años”, confesó la actriz a la revista del corazón francesa OHLA!
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No obstante, Bardot parece no tener problemas para aceptar el paso del tiempo. “Hoy en día soplan vientos de locura: las mujeres quieren ser eternamente jóvenes y recurren a la cirugía y al final todas se parecen entre ellas. La perfección es terriblemente aburrida”, dijo.
Hoy, más de 8.500 objetos que tienen una relación con la artista se subastarán en la sala Drouot-Richelieu de París. Fotos, postales, carteles, revistas, discos y otros, propiedad de un admirador de la actriz se venderán y el dinero total recaudado, que rondará los 80.000 euros (96.000 dólares) según los responsables, se destinará a la asociación de defensa de los animales que la artista preside.
Para celebrar su cumpleaños, la actriz escribió ayer una carta al presidente Jacques Chirac con siete peticiones, “una por cada década de vida”, a favor de los animales. Entre otras, desea que se acabe con la venta de gatos y perros en anuncios clasificados, pide poner fin al uso de animales salvajes en los circos, las corridas de toros y las peleas de gallos, así como la cría intensiva de animales para fabricar abrigos de piel.
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Y es que 30 años después de haber abandonado el cine, la protagonista de Y Dios creó a la mujer sigue siendo famosa pero por otras razones, la mayoría de ellas ligadas a su nueva razón de ser: la defensa de los animales.
En junio pasado fue condenada a pagar una multa de 5.000 euros (6.000 dólares) por un tribunal parisino por declaraciones que incitaban al odio racial en su libro Un grito en el silencio, que publicó en el 2003. En la obra, según la Liga de Derechos Humanos, la ex diva mantiene actitudes de desprecio por los árabes, negros o clandestinos.
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Además de críticas al islam, Un grito en el silencio de Bardot contiene elogios a la derecha radical francesa, insultos a los homosexuales y una opinión favorable a la pena de muerte. La actriz, casada tres veces y con varias aventuras amorosas célebres en su vida, rechaza en la actualidad su papel de sex-symbol y critica sus atrevidas escenas en el cine. Tal es su rechazo que no siente ninguna alegría por ser considerada estrella o mito.