La entrada de las entidades financieras españolas y, en concreto, de algunas cajas de ahorros en el negocio de las remesas de inmigrantes, ha generado un descenso en los tres últimos años de hasta el 75% en las comisiones asociadas al envío de dinero por transferencia al exterior.

Según diferentes fuentes consultadas, las “remesadoras” –empresas de transferencia de fondos– pugnan con bancos y cajas de ahorros por conseguir la mayor parte de un mercado que movió en el 2003 unos 3.567 millones de dólares, lo que supone una destacada contribución al Producto Interior Bruto (PIB) de países como Ecuador, Marruecos, Colombia o Rumania.