Las poblaciones asentadas a lo largo de la costa ecuatoriana han celebrado la fiesta de María con el nombre de La Merced. La motivación por la que los costeños prefieren este nombre de María es la misma que inició esta advocación mariana: La valoración de la libertad.

Los musulmanes invadieron diversas de las actuales naciones europeas. En rápidas expediciones tomaban prisioneros en el mar y en las costas a cristianos, para convertirlos en esclavos, si no en musulmanes. Estando de por medio la libertad y la fe, Pedro Nolasco y Raimundo de Peñafort, superior general de la Orden de Santo Domingo, fundaron en 1218 en Barcelona la Orden de la Merced, que se dedicaba al rescate, o al intercambio de prisioneros cristianos en poder de los musulmanes.

La Orden de la Merced, sostenida por la Virgen de la libertad, liberó a miles de secuestrados, al punto de que muchos de sus miembros entregaron la suya por la libertad de otros cristianos, especialmente de padres de familia. El servicio a la libertad se concretó en el siglo XIII en la liberación de los cautivos de manos de los musulmanes.

Hoy las Cárceles son solo la realidad más visible por la que la Virgen María es invocada como la madre de La Merced. El padre Nelson Cárdenas Haro, fiel a la intuición de los fundadores de la Orden, ha dinamizado el servicio carcelario en el ámbito nacional y es expresión viviente de esta iniciativa nacida ayer. 

Actualmente hay otras formas de dependencia y de recorte de la libertad: La dependencia de la droga, ciencia y técnica en beneficio de pocos, la imposición de una forma de familia, imposición de extrañas formas de alimentación, de vestido, de diversión, de vivienda. A lo largo de la historia de la Iglesia ha habido etapas brillantes, iluminadas por su servicio; y otras más bien opacas, las etapas en que brilló su poder. Hoy se requieren Pedros Nolasco y Raimundos de Peñafort para el siglo XXI. No podemos vivir solo de renta.

Amor y libertad son dos caras de una misma medalla. Siendo la comunidad cristiana que llamamos Iglesia, o debiendo ser, como una caravana en marcha, han surgido en su seno a lo largo de su secular camino iniciativas de servicio a la libertad, acomodadas a las necesidades de los tiempos.

La Virgen de La Merced, reflejo de la luz de Cristo liberador, quiere ser honrada con servicios actuales a la libertad.

María es madre de todos; también las Fuerzas Armadas la invocan como patrona, expresando su compromiso de poner la fuerza a servicio de la libertad, especialmente de los que no tienen fuerza. Con este mismo nombre es Patrona de las Fuerzas Armadas del Perú. Cuando estábamos en pugna, decía a los militares que es su Patrona, mejor su Madre, para que evitemos la guerra. ¡Y lo logramos!
Estoy seguro de que ella tuvo parte en la firma de paz.