Cuarenta mujeres asisten a los cursos de belleza, pañolence, panadería y bisutería.

En el taller artesanal Fundación de Guayaquil del Club de Leones, ubicado en las calles Esmeraldas y Piedrahíta, 40 mujeres se esfuerzan por aprender algo nuevo, dos días a la semana.

En el taller, cuya madrina es la reina de Guayaquil, Diana León, se dictan clases de pañolence, confección de cubrecama, bordados, lencería, peluquería, panadería, etcétera.

Publicidad

Mientras las alumnas aprenden y elaboran con sus manos, de acuerdo con sus gustos, edredones, cubrecamas, dulces, panes, aretes, collares y hasta exóticos peinados, conversan sobre sus hijos, esposos, problemas y alegrías familiares.

La confianza fluye entre ellas y el entusiasmo es uno de los ingredientes dentro de la clase, según María Guane, una alumna de 38 años.

El jueves pasado recibieron la visita de Diana León, quien dialogó con las alumnas y aprendió a confeccionar uno que otro artículo.

Publicidad

La reina se mostró fascinada durante su encuentro con las asistentes al taller.

“Son lindos los aretes y la bisutería que hacen con sus manos”, precisó la soberana, quien tenía previsto participar como protagonista de la propaganda de los cursos.

Publicidad

“La más viejita del grupo”, como se hace llamar Águeda Cedeño, de 65 años, cuenta que a pesar de que se graduó como especialista en pañolence el año pasado, sigue asistiendo al taller para aprender nuevas técnicas.

Ella, junto a sus cinco compañeras de curso, elaboraban el jueves anterior un paseo de mesa navideño con pañolence, chaquiras y brillos. Cosían y pegaban los adornos, mientras comentaban acontecimientos de sus vidas.

En un ambiente de camaradería las señoras confeccionan los arreglos con el fin de venderlos, como Águeda, o para usarlos en el hogar, como Luz Olivares, de 30 años.

Dentro del área de bisutería y nido de abejas, “las manos hacen y la boca conversa”,  dice Azucena de Bedón, de 45 años, una de las alumnas del taller.

Publicidad

Aquí elaboran collares, pulseras, aretes y también vestidos para niñas, cuyos bordados los confeccionan en telas plisadas.

Delia de Piedrahíta, de 73 años, se especializa en esta última técnica y al igual que sus amigas tiene previsto regalar sus primeros modelos a familiares y “cuando los haga más bonitos, los venderé”.

Las siete asistentes al taller de panadería, en la segunda clase –que la tuvieron el martes pasado– aprendieron a elaborar los famosos pañuelos de sal, que tienen un relleno de merengue hecho a base de clara de huevo.

A Mariana de Pincay, una madre y abuela de 58 años, le gusta aprender a elaborar dulces y panes sin mucha teoría. Sus compañeras coinciden con ella y aseguran que el éxito es el trabajo en grupo.

Este taller artesanal también acoge a las señoras que deseen convertirse en estilistas, ya que se dictan clases prácticas de tinturados, peinados y pintado de uñas.

Y para las que prefieren la costura, hay un curso destinado a confeccionar edredones, cubrecama, almohadas y forros para electrodomésticos.

PUNTADAS

PRESUPUESTO

El taller artesanal Reina de Guayaquil obtiene su presupuesto a través de la autogestión. Cada alumna paga una mensualidad de cuatro dólares que incluye por lo general los materiales.

EXPOSICIONES
En los meses de enero, febrero, julio y agosto pasado, se efectuaron las exposiciones del taller en el patio del Club de Leones.

REINA
La Reina de Guayaquil realiza la promoción del taller artesanal en los medios de comunicación.

CURSOS
En el taller artesanal se dictan también cursos de lencería, vela, fomi, serigrafía, comida china y vegetariana, mecánica.