Pese a que la esclavitud fue abolida en el siglo XIX en Estados Unidos, más de 10.000 personas trabajan contra su voluntad y bajo amenazas en este país, según el Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Berkeley.

Buena parte de las víctimas de la esclavitud moderna son los inmigrantes, tanto legales como ilegales, que emigran a Estados Unidos con promesas de buenos trabajos pero, al llegar, quedan atrapados en una realidad distinta.

Eso dice el informe titulado  ‘Esclavos encubiertos: labor forzada en EE.UU.’, que señala que en industrias y sectores poco regulados y que requieren de mano de obra barata, muchos trabajan contra su voluntad.

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Entre estos sectores se encuentra el sexo, que utiliza a la mitad de estos trabajadores; los empleados domésticos, donde labora una tercera parte; la agricultura, las fábricas de ropa y de la hostelería.

El problema se extiende por todo el país, aunque es más grave en estados en los que hay más inmigrantes, como California, Florida, Nueva York y Texas, según el estudio.

En cuanto a las víctimas, muchas de ellas son menores de edad y llegan procedentes de al menos 38 países, con China, México y Vietnam a la cabeza de la lista.

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Estos modernos esclavos caen en la trampa porque no hablan el idioma, no tienen recursos económicos y son completamente dependientes de sus captores, denunció Laurel Fletcher, profesora de derecho en Berkeley y coautora del estudio.

“El aspecto más sorprendente de este informe es que la esclavitud todavía existe”, dijo Fletcher.

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“Este es un problema que el gran público piensa que ya se solucionó hace mucho tiempo, pero de hecho continúa vivo. Simplemente ha tomado una nueva forma”, agregó.

Para Kevin Bales, presidente de Free the Slaves, organización que participó en la elaboración del estudio, “es importante recordar que esto es un crimen y que los criminales siempre están buscando nuevas maneras de explotar a la gente”.

El estudio se elaboró a partir de los datos facilitados por 49 instituciones de servicios sociales, entrevistas con funcionarios y abogados, y reportajes y noticias publicadas en los medios de comunicación, entre otros.

Entre los casos que documenta el estudio está el de un empresario de Berkeley que esclavizó a jóvenes para que se dedicasen al sexo y trabajasen en su restaurante.

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