Al enterarse de la posibilidad de que el Gobierno aumente el monto del Bono de Desarrollo Humano, Jenny Miranda asume un gesto de impaciencia. Se exalta y reclama: “Ojalá sea cierto, ojalá cumpla y no sea un ofrecimiento de campaña como para burlarse de nosotros, los pobres”. La mujer, de 40 años, abraza a dos de sus seis hijos, Lucía, de 2 años, y Elizabeth, de 4. Las mira en silencio. Busca consuelo en ellas para mitigar su diaria pena por vivir en la miseria.

Las tres están sentadas en la única silla de la vetusta construcción de caña, de la que se ha desprendido más de la mitad de las paredes, ubicada en el solar 6, manzana 6 de la cooperativa Madrigal, sector La Trinitaria, al suroeste de Guayaquil.

Una mecedora, una cómoda, cocineta de cuatro hornillas y pedazos de colchones que en la noche se tienden en el piso de tablas son, junto a la silla, los bienes muebles de la familia de Jenny, esposa de José Salazar, vendedor informal de plásticos, y madre de José (19), Denis (16), Jennifer (14), Arnold (8), Lucía y Elizabeth.

Publicidad

“Vivimos en la miseria. Lo que gana mi esposo es poco, a veces $ 5, y no alcanza ni para comer. El bono es nuestra ayuda y si van a subir en buena hora”, afirma la mujer, quien se lamenta por no conseguir trabajo como lavandera de ropa ajena, “porque ahora todos compran lavadoras y nosotras ya no somos útiles”.

Miranda es parte de los casi 1,2 millones de beneficiarios del bono establecido en el gobierno de Jamil Mahuad. Dos de sus hijos, Arnold y Elizabeth, estudian en una escuela fiscal gracias a los $ 15 mensuales que recibe del Estado, luego de hacer cola durante cuatro horas en la agencia de Servipagos en La Trinitaria.
Sus otros cuatro hijos solo terminaron la primaria.

Relata la mujer que con ese dinero compró el uniforme escolar para Arnold: un pantalón en $ 6, una camisa en $ 2, un par de zapatos en $ 6 y medias con el dólar sobrante.

Publicidad

“Si no fuera por ese dinero no estudiaba”, asegura, pero enseguida medita: “Pero es solo un alivio, porque no nos saca de la pobreza”.

La aspiración de los Salazar Miranda es conseguir una casa tipo Hogar de Cristo. Por eso Jenny cree que el Estado debería establecer un programa que le ayude con parte del dinero del bono. Está segura de que miles de beneficiarias están en su misma situación, una de estas es su amiga Rosa García, de la vecina cooperativa Jacobito Bucaram.

Publicidad

Jenny y Rosa mencionan que no se debe usar políticamente el bono: “Lo que nos importa es la ayuda, por ser pobres”.

1’166.421
BENEFICIARIOS
Según datos del Programa de Protección Social del Gobierno Nacional, el Bono de Desarrollo Humano lo cobran mensualmente 1’166.421 personas en las 22 provincias del país.

861.292
MADRES
Del bono se benefician madres, personas de la tercera edad
y discapacitados. En todo el país lo reciben  861.292 madres;   296.378 personas de la tercera edad; y  8.751 discapacitados.

341.086
EN GUAYAS
La provincia donde más personas reciben el bono es Guayas con 341.086. Le siguen Manabí, 165.857; Pïchincha, 153.448;  Los Ríos, 63.038;  Chimborazo, 52.960;  El Oro, 48.430; Loja, 42.971; Cotopaxi, 40.628.

Publicidad

652.362
EN LA COSTA
El bono está distribuido en la Costa con 652.362 beneficiarios; Sierra: 475.759; Amazonia y Galápagos, 38.300.  En el 2000, la Costa tenía 700 mil aproximadamente; Sierra, 534 mil y Amazonia, 52 mil.

200’
DE DÓLARES
Doscientos millones de dólares es el presupuesto anual para el pago del bono. Hasta fin de año se cancelarían 135 millones a 1 067.000 personas que no han dejado de cobrar y quedaría un superávit de 65 millones.