En los momentos actuales en que la sociedad se divide en clases por la lucha de intereses entre oprimidos y opresores, pueblo y Estado, productores y agroexportadores, industriales y monopólicos; las organizaciones cacaoteras quieren citar la problemática de este sector en el marco lógico de una agricultura sostenible y sus dimensiones en el desarrollo ecológico, social, político y económico.

Los campesinos y trabajadores son los verdaderos creadores de la riqueza nacional. El trabajo arranca de tierra y toda esa riqueza creada, en parte, nos ha servido: hemos sembrado cacao; pero la situación climática, el alto costo de insumos y materiales para fertilizar, ocasionan que no los podamos adquirir para atender oportunamente nuestros cultivos.

En estos días se está al borde de una grave crisis de impredecibles consecuencias, por cuanto el Gobierno debería prestar su total apoyo para ubicar nuestro cacao en otros mercados del mundo; aportar a la búsqueda de alternativas para el campo; plasmar un programa agrario que recoja reivindicaciones; nos permita avanzar hacia el cambio de estructuras, en las que quien trabaje sea el beneficiado, y existan valores humanos en armonía con lo orgánico y ecológico.

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Eduardo Piedra C.
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