Después de superar los estragos que ocasionó en la ciudadanía el fenómeno de El Niño durante 1997 y 1998, y el terremoto de 1998, Bahía de Caráquez, cabecera cantonal de Sucre, parece resurgir de los desastres naturales, según el cambio que se observa en la ciudad.

Calles asfaltadas, parques rehabilitados y mantenidos, iluminación, organización vial y del comercio informal le dan a Bahía una nueva imagen. El alcalde con licencia  Leonardo Viteri Velasco, que aspira por primera vez a la reelección por el Partido Social Cristiano (PSC), señala que parte de estos trabajos  se planificaron y ejecutaron en su administración.

A esto, añade obras como la construcción del muelle municipal, albergues para damnificados, alcantarillado y de agua potable realizadas en la capital. Sin embargo,  moradores de ciertos sectores del cantón y de las parroquias urbanas recalcan que todavía falta aquella obra, porque el agua no llega todos los días y deben contratar tanqueros.

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Sara Paucar, comerciante y moradora del barrio del Astillero, indica que esa situación ocurre en su sector, aunque reconoce que antes era peor porque no había servicio todo el día.

Marco Piedra, administrador del hotel La Piedra, recuerda que antes, en temporada de turistas, debían contratar tanqueros todo el día. “En la pasada temporada tuvimos solo que contratar tres, es decir, se ahorró bastante”, asegura.

Viteri acepta que la obra del agua potable no se cumplió en su totalidad. “Solo el 88% recibe el servicio y en mi siguiente plan aspiro a que todo el cantón lo tenga”.

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El aspirante, quien preside la Asociación de Municipalidades del Ecuador, destaca que también se han llevado a cabo labores en las parroquias urbanas de Charopotó, San Isidro y San Jacinto, en lo que respecta a la apertura de caminos vecinales, adoquinamiento de las vías centrales, construcción de bordillos y aceras, y mejoramiento de plazas.

Aracelly Ruiz, del comité organizador por el bienestar de San Jacinto, reconoce la labor municipal, pero indica que una necesidad primordial es que haya agua potable. “Tenemos buena imagen en los mercados, el centro de expendio de los mariscos también se lo rehabilitó, pero falta agua”, manifiesta.

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Viteri destaca que en su administración se hicieron obras de mitigación del fenómeno de El Niño, como apertura de canales y reforestación en las zonas cercanas a la ciudad. “Con esto esperamos que el impacto no sea fuerte (en caso de producirse un nuevo fenómeno) y que no ocasione los destrozos de hace cinco años”, concluye.