La Cruz Roja señaló que hasta ayer solo se han podido enviar unas 70 toneladas de alimentos para 300 mil damnificados.
 
La desesperación por el hambre y la sed y el desaliento colman las calles de Gonaives, ciudad devastada y bajo agua y lodo tras el paso, el pasado domingo, de la tormenta tropical Jeanne, y donde turbas corren detrás de los camiones de ayuda humanitaria y duermen en los techos de las casas.

La última cifra de víctimas señalaba 1.113 muertos, 1.251 desaparecidos y 901 heridos, según las autoridades, incapaces aún de hacer un balance definitivo de daños.

Pese a que las tropas argentinas de Naciones Unidas tuvieron que disparar al aire para dispersar a la multitud y controlar el reparto de alimentos, un convoy cargado fue asaltado ayer antes de llegar al centro de distribución por damnificados que abrieron la puerta, lanzando aceite, sacos de arroz y plátanos a un mar de manos ansiosas.

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La ayuda tarda en llegar a Gonaives porque las vías de acceso estan bloqueadas y para transitar los apenas 170 kilómetros que la separan de la capital Puerto Príncipe se necesitan cinco horas en auto, pues hay que atravesar una zona donde el nivel del agua llega casi a los tejados de algunas casas.

“Esto es un desastre”, reconoció Juan Carlos Dellacha, uno de los 620 soldados argentinos desplegados en la ciudad, quien agregó que la angustia y el hambre generan situaciones violentas, lo que ha complicado la entrega.

La desesperación principal de la población es conseguir agua potable. Los privilegiados que disponen de ella se aferran a las bolsas y botellas de agua con todas sus fuerzas, sudorosos, en medio de un calor infernal.

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La necesidad lleva a los damnificados a beber el agua turbia que anega las calles, en la que las mujeres lavan ropa y aparecen animales muertos y cadáveres de las víctimas, que luego son enterrados en fosas comunes.

Avelome Latortue, de 30 años, declaró en la catedral, donde acunaba a su hijo de tres meses junto a su esposa, que yace enferma, que “el agua nos maltrató mucho y se lo llevó todo”.

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Loulí Jean, de 21 años y embarazada de seis meses, contó que perdió a su marido, mientras Ketlenine Jean, de 26, mostró una herida infectada que se hizo en el pie cuando huía de las aguas. Fabiola, una niña dominicana, dijo que tiene hambre y que la gente “se pelea por la comida”.

“Queremos agua, comer, que limpien las calles”, reclamó Joseph-Paulixte Mathieu, de 55 años, que se quejó de que “nadie nos ayuda”.

Mientras, en República Dominicana el número de muertos por Jeanne se elevó a 29 tras el hallazgo de cinco cadáveres en el interior de una cueva al noreste del país.

Jeanne, convertida nuevamente en huracán cruza hoy las Bahamas y podría impactar mañana o el lunes en la costa sureste de Florida, estado que por cuarta vez en 42 días se prepara para enfrentar a la furia de un huracán, tras el paso de Charley, Frances e Iván.

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