Según el fiscal que lleva la causa, los fabricantes de cigarrillos sabían perfectamente que el tabaco mata, y sin embargo lo ocultaron. Y con absoluto cinismo pusieron en marcha una estrategia publicitaria para insinuar que el cigarrillo tiene algo que ver con el éxito, con el glamour, con la virilidad o con los deportes.

Hace algunos años esta gran mentira comenzó a derrumbarse. La evidencia científica se acumuló para demostrar que el cigarrillo está asociado de manera directa a algunas de las principales causas de muerte en el mundo. El resultado fueron varias demandas judiciales multimillonarias contra las compañías tabacaleras. Pero este nuevo juicio hará historia, porque se les exige una compensación de 280.000 millones de dólares, lo que podría conducir a su quiebra generalizada.

En ese caso, podemos estar seguros, los fabricantes de cigarrillos se refugiarán en el Tercer Mundo para resarcirse de sus pérdidas.

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¿Responderán nuestros gobernantes del modo como lo ha hecho Estados Unidos? ¿O pesará más el poder del crimen organizado y de la corrupción?