Muy poco es lo que conoce el pueblo con relación al TLC (Tratado de Libre Comercio); para los empresarios es la oportunidad para que el país “salga del atraso”, pero en realidad la opinión pública desconoce los objetivos y la naturaleza del mismo.

Actualmente nos encontramos que quienes están en la mesa negociadora son los “representantes de los trabajadores, productores, etcétera”, pero la realidad es otra, ya que esos personajes solo representan altos intereses del gobierno norteamericano y no a los sectores productivos ni intereses del pueblo ecuatoriano.

Con estos antecedentes, las consecuencias serían fatales para Ecuador, ya que se reduciría más la soberanía nacional, nuestra economía se vería inundada de mercancías norteamericanas, lo cual aumentaría el desempleo y nos condenaría al monocultivo.

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No podemos pensar que una economía pequeña como la nuestra, pueda competir con una de las economías más grandes del mundo. También habría sucesivos déficits comerciales, ya que las importaciones serían mayores que las exportaciones, los ingresos por aranceles se reducirían, los que intentarán compensarlos con el aumento de impuestos e imposición de nuevos tributos al pueblo.

En general, el TLC solo beneficiará a los grandes exportadores y a las filiales de las empresas norteamericanas, y afectará a áreas sensibles como la producción industrial, artesanal, agropecuaria y alimenticia, lo que resultaría en la quiebra de las medianas empresas, afectando a trabajadores de la ciudad y el campo.

No nos queda más que seguir el ejemplo de Venezuela que amenazó con una consulta plebiscitaria, para que sea el pueblo con conocimiento de causa y en ejercicio de su derecho soberano, el que decida si se firma o no el nefasto acuerdo.

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Engelbert Baque León
Guayaquil