Aproximadamente 50 personas participaron en el XVIII Recital de las Generaciones en el CEN.

El público que estaba la noche del martes pasado en las butacas del teatro del Centro Ecuatoriano Norteamericano (CEN) esperaba impaciente la presentación del XVIII Recital de las Generaciones, evento organizado por el Voluntariado de Ancianos para promover el Mes del Envejeciente.

Detrás del escenario, en los camerinos, en cambio, los coristas sentían emociones encontradas: ansiedad, nervios y alegría. Por ello, las nueve mujeres y el único hombre de la tercera edad que integran el coro Re Mayor arreglaban sus vestidos, se tomaban las manos y se deseaban suerte.

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Mientras subían al escenario se armaron de valor y luego, cuando estuvieron frente a los asistentes cantaron con vigor el pasillo Sombras, que arrancó más de un aplauso entre las 120 personas que asistieron al recital.

Fanny Gómez, de 70 años, no escondió un suspiro cuando felicitó a sus compañeros y les dijo que se sentía contenta al tenerlos a su lado porque recibía cariño, atención y amor. Además, expresó que “hago lo que siempre me gustó: cantar”.

Sus compañeros del coro corroboraron la expresión de Gómez. Los integrantes de Re Mayor dijeron sentir alegría cuando preparan sus actos musicales y participan en los talleres de oración.

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Mientras el coro transmitía su música al público, el grupo de baile Recordar Danzando, que pertenece a la fundación Pro Senex, se preparaba para la segunda actuación.

Waner Fiallos de Núñez y Nora Sacoto, de 70 y 68 años respectivamente, se amarraban unas alpargatas y se colocaban collares típicos de la Sierra ecuatoriana para interpretar la coreografía de un danzante.

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Pocos minutos antes de su presentación, Fiallos y Sacoto se vieron frente al espejo y mientras se acicalaban el cabello decían que “el baile es vida”.

“Esto no afecta a nadie, más bien desestresa y nos disipa la mente”, comentaba Waner mientras recordaba que en años anteriores su esposo la veía en el escenario; sin embargo “ahora no lo pudo hacer porque está un poquito indispuesto”.

Los aplausos del público se escuchaban en los camerinos, lo que emocionaba a las dos mujeres.

Ya en el escenario, bailaron el pasillo Enamorada, que incluyó un ritmo de paseíto denominado Romance.

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Posteriormente vino la actuación de Delia Pin y Daniel Calero, quienes recitaron poemas del padre Ignacio Rueda.

El toque infantil lo puso el coro de la escuela jardín Presidente Alfaro y el final estuvo a cargo del director general del voluntariado de Ancianos, Aldo Guevara D’ Anielo, quien  felicitó a los participantes y les entregó  diplomas.