Juan Pablo II volvió ayer al Vaticano para celebrar la audiencia, en la que presentó aspecto cansado e hizo gran esfuerzo para leer parte de la catequesis, en la que dijo que “Cristo con su muerte y resurrección ha arrancado a los hombres de los caminos perversos del mal”.

El Papa, de 84 años de edad, que llegó a la plaza de San Pedro procedente de Castelgandolfo donde pasa este tiempo de verano, presentaba buen color de cara, pero nada más comenzar a leer se le vio con grandes dificultades para hablar y respirar.

Leyó catorce líneas del texto, un tercio del total, y cada una de las palabras pronunciadas iba acompañada de un jadeo.

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Los 14.000 fieles presentes, que sufrieron con él, le aplaudieron en numerosas ocasiones, en reconocimiento por el esfuerzo que una vez más realizó para propagar el Evangelio.

Conforme avanzó la audiencia se le vio mejorar, lo que le permitió saludar con voz clara y fuerte a los presentes en ocho idiomas diferentes.

La catequesis de ayer la dedicó a la Primera Carta de San Pedro, ‘La pasión voluntaria de Cristo Siervo de Dios’, subrayando: “Él se entregó sin recriminaciones y desahogos. Pero no fue una ciega y pasiva resignación, sino un acto de gran confianza destinado a ser ejemplo para los discípulos en tiempos de prueba y persecuciones”.

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A la audiencia asistieron numerosos españoles y latinoamericanos, entre ellos unas delegaciones de México, El Salvador, Chile y Argentina.