Con ollas, baldes y pomas en las manos, más de 30 comerciantes hacían cola, el 19 de agosto pasado, frente a un carro de bomberos para obtener un poco de agua, en el mercado 23 de Febrero (centro). Ese día se rompió una de las tuberías del sistema de agua potable y toda la ciudad se quedó sin agua.

Pero eso no es extraño para René Vega, miembro de la Cruz Roja internacional, pues asegura que las tuberías de asbesto y cemento que fueron construidas en 1971, están a punto de colapsar, por lo se debe cambiar urgentemente.

David Ricaurte, administrador del Hostal Casa Blanca, explica que una forma de solucionar el desabastecimiento del agua es con tanques cisternas, porque el líquido llega desde las 5 de la mañana hasta las 9 de la noche, en el centro, y en otros sectores el servicio solo dura 2 o 3 horas.

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En Macas, el agua potable, depende del Municipio del cantón Morona, al que pertenece esta ciudad. El líquido proviene de la única planta de tratamiento de agua que está en la parroquia San Isidro, construida en 1989.

Miguel Jara, jefe de planta de agua del Municipio, afirma que el problema de esa planta es que está diseñada para una determinada cantidad de agua (80 litros por segundo), que solo abastece a 4.500 personas de los casi 20 mil habitantes.
Además, hay el 60% de pérdidas en agua no contabilizadas (fugas clandestinas). Afirma que ya se están realizando estudios para mejorar la planta y que hay dos alternativas: ampliarla o construir una nueva.