A 60 niños les dan educación, almuerzo y formación religiosa en la fundación Es Justo y Necesario.

Para Cristina Tigua, de 15 años, es un milagro estudiar en la fundación Es Justo y Necesario, donde cursa el 7º año de básica.

Cristina, que el próximo martes será nombrada abanderada del plantel, es una de las 60 personas que reciben en el lugar educación primaria y almuerzo durante once meses.

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Se entusiasma al hablar sobre lo que  llama un milagro, que llegó a su vida hace tres años. Por su edad debería estar en 2º curso de colegio, pero cuando ingresó a la fundación la bajaron dos años. “Yo no sabía ni lo básico, como sumar y restar”, reconoce.

Por falta de recursos dejó de estudiar en una escuela fiscal de Mapasingue. No obstante, con esfuerzo se destacó entre sus compañeros, y hoy es la mejor alumna.

“Aquí ningún niño viene para ser mediocre”, señala Eduardo Molestina, presidente del directorio de la fundación. “La idea básica es formar a los chicos, para que vean un futuro diferente”.

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El local de la fundación está frente a la parroquia católica San Antonio María Claret (Urdesa). Es un coliseo que en las mañanas se transforma. Con sillas y pizarrones que instalan los niños se forman pequeñas aulas en la cancha.

Divididos por niveles, los chicos reciben clases.

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“Trabajamos en un sistema de módulos, que les permite completar toda la primaria en cuatro años. Pero nos dimos cuenta que en nueve meses la educación no era completa, por eso nuestro año lectivo dura once meses”, comenta Molestina.

Para otros niños, tener solo un mes de vacaciones puede ser motivo de disgusto. Pero para Josué Chóez, de 12, es una oportunidad que no quiere desperdiciar.

“Yo siempre quise ir a la escuela”, recuerda el pequeño, que está en 6º de básica.
Hace cuatro años, antes de entrar a Es Justo y Necesario, solo había ido a una guardería.

Becas para seguir
¿Y qué ocurre con estos chicos cuando terminan la educación básica? Como no tiene la infraestructura para secundaria, la fundación otorga becas a los mejores alumnos, quienes asisten al colegio Augusto Mendoza Moreira (Mapasingue Este), dice Molestina.

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Catorce graduados en la organización de ayuda social estudian ahí. Asimismo, dos jóvenes de la fundación, que ya terminaron el colegio, continúan su preparación en la Universidad de Guayaquil. Ellos están becados, “pero la idea es que trabajen para financiar sus estudios”, agrega.

Otro aspecto importante en la enseñanza de los chicos, explica, es la formación religiosa que les dan en la parroquia.

La fundación no solo trabaja para los niños. Desde el 2000, la entidad labora con el colegio Las Mercedarias, para que los padres de los chicos completen su educación primaria, estudiando los sábados. Además, reciben cursos de computación, atención psicopedagógica y ayuda médica.

Pero todavía hay mucho por hacer, dice el creador de Es Justo y Necesario, padre Paulino Toral, párroco de San Antonio María Claret. Señala que se necesita más tiempo, fondos y voluntarios.

Fundación
Programa Educativo

El programa de educación de la Fundación  Es Justo y Necesario incluye: los siete años de primaria, becas para secundaria y cursos regulares de computación (para  niños). Además, cursos de formación, computación y alfabetización (para   padres).

Alimentación y salud
Los alumnos reciben  refrigerio y almuerzo todos los días del año lectivo. Además, control de vacunas, desparasitación, atención odontológica, oftalmológica y audiometría.

Bingo Benéfico
Desde las 14h30 de mañana se realizará un bingo a beneficio de la fundación, en el centro de convenciones de la plaza Rodolfo Baquerizo Moreno (Malecón del Salado). Las entradas cuestan $ 12 y se venden en la parroquia San Antonio María Claret (Urdesa).