Los aspectos negociables en el Tratado de Libre Comercio (TLC) sobre educación superior aún no son precisos. Y la universidad ecuatoriana carece de una agenda conjunta que permita crear una oferta de carreras acordes al país que se pretende desarrollar, según docentes consultados.

Desde el Consejo Nacional de Educación Superior (Conesup), entidad que regula a 65 universidades del país, se intenta que, a partir de foros de discusión entre estudiantes, se arme una agenda sobre las implicaciones que tendrá el TLC en este sector, dijo César Esquetini, director académico de la institución.

Pero no hay nada definido o concreto. Son reducidas las iniciativas que han realizado las universidades para ampliar su oferta de carreras con la demanda del mercado laboral.

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El sistema educativo de Ecuador sigue ofreciendo currículos donde los estudios de tecnologías o ingenierías, ocupan menos de un 16% frente a otras carreras, según un informe del Conesup. El 61,23% de los estudiantes cursan carreras relacionadas con ciencias sociales y administrativas. El 21,82% lo hace en ciencias de la salud, exactas, agropecuarias y otras.

Hay diferentes explicaciones sobre la falta de un plan para el desarrollo del país que involucre a las universidades. “Se tendría que generar un ente autónomo que visualice y estudie hacia dónde va la planificación de largo plazo de la educación”, indicó Sara Roca, canciller de la Universidad del Pacífico.

Galo Cabanilla, vicerrector de la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil, refiere como otra problemática la ausencia de un modelo educativo acorde con la competencia y los cambios que implican la firma de estos acuerdos comerciales.

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Una de las propuestas que presentó este año la Cámara de Industrias de Guayaquil para incrementar y mejorar los niveles competitivos frente al TLC apunta a “reestructurar el sistema educativo nacional” a través de la descentralización y la contratación de expertos para que evalúen la estructura educacional.

Ligado al hecho de armar una agenda interna sobre las transformaciones que se deberían realizar, hay otro conflicto por resolver: el acceso a la educación es inequitativo. Apenas 14 de cada 100 bachilleres que se incorporan en el país acceden a estudios universitarios; un indicador por debajo de las condiciones que se presentan en Colombia (22 de cada 100), otro país que negocia el TLC con los Estados Unidos.

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Pero hay otro escenario: lo que oficialmente se negocia en el tratado comercial.

Una tendencia no solo del TLC, sino de la Organización Mundial de Comercio (OMC) es tratar de ubicar a la educación superior como un servicio. De hecho, en las discusiones del tratado, la educación se aborda en el capítulo de servicios transfronterizos.

Juan Falconí, coordinador oficial de la mesa de servicios en el TLC, indicó que los servicios en la educación entran en el acuerdo, pero “no hay nada definido o negociado”. La postura que Ecuador, Colombia y Perú manejan en las negociaciones con Estados Unidos es que la educación se debe defender como un bien o servicio de tipo público.