TODO TIENE SOLUCIÓN

Se busca un árbitro
Juanita cursa primer semestre de sociología. Hoy llegó más temprano de la universidad para poder estudiar toda la tarde porque está en exámenes. Daniel, su hermano de 15 años, que ya salió de vacaciones, ha invitado a sus amigos para ver la final del campeonato de fútbol. Daniel tiene un grupo de amigos, se la pasa con ellos para arriba y para abajo y todo lo que hacen o dicen le parece lo máximo. Cuando se inicia el partido comienza también la emoción, las risas y los gritos de los muchachos en el cuarto de Daniel. Mientras tanto Juanita, en el suyo, trata de concentrarse en su lectura, pero la algarabía de Daniel y sus amigos no la deja. Ella detesta el fútbol y no soporta la euforia que los partidos despiertan pues le parece que este deporte es un “opio del pueblo”. Además, todo lo que hace Daniel le parece tonto y superficial, y piensa que su hermano se está convirtiendo en un chico “plástico” de esos que ella y sus amigos tanto critican. Entonces llama furiosa a Daniel para exigirle que bajen la voz y dejen la “bulla” porque no la dejan estudiar. Pero Daniel, también enfadado, le dice que ver un partido en silencio no tiene ninguna gracia y que no les va a “aguar la fiesta” a sus amigos porque los tenía invitados desde hacía dos semanas y todos estaban esperando que llegara ese día.