La reforma política promovida ayer por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, para incrementar los poderes del Kremlin en la lucha contra el terrorismo, suscitó ayer duras críticas.

Sectores liberales rusos ven en ella la restauración del autoritarismo soviético, y presagios de confrontación con las élites regionales.

Putin anunció medidas para reforzar la autoridad del gobierno central, entre ellas que no se elija por voto a los gobernadores de las repúblicas, regiones, comarcas y ciudades con rango federal que forman la Federación Rusa sino que los designe el presidente, además de eliminar los candidatos independientes a la Duma o Cámara baja del Parlamento.

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La reunión se produjo días después de la masacre en una escuela rusa que dejó 336 rehenes muertos.

Fin del federalismo
Los opositores de Putin aseguran que las reformas determinarán el dominio del Kremlin del poder legislativo y evitará el nacimiento de nuevas fuerzas políticas.

“Esto conducirá al fin del federalismo y al aumento de la corrupción”, dijo el ex viceprimer ministro ruso liberal Boris Nemtsov.

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Serguéi Mitrojin, líder del partido liberal Yábloko dijo que la medida “es un insulto para los ciudadanos de Rusia, a quienes priva del derecho de elegir a las autoridades” y aumentará la tensión en las repúblicas nacionales.

El ex presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, alertó que se priva a los rusos del derecho a elegir y que “podremos llegar a una situación en la que el pueblo tampoco elegirá al presidente del país, que será nombrado por la Duma y los gobernadores que, de hecho, él mismo nombró”.

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“¡Imagínense a George W. Bush proponiendo después del 11 de septiembre del 2001, para detener a (Usama) Ben Laden, no elegir más a los gobernadores de los  estados, sino designarlos desde Washington!”, sentenció el diputado independiente Vladimir Ryjkov.