Con sus pies descalzos, una decena de niños de la cooperativa de Pescadores Puerto Lisita (Guasmo Sur) rodeaba al dirigente Segundo Carrillo, quien acompañó a un equipo de este Diario que recorría el sitio la mañana del viernes de la semana anterior.

“A esta hora (10h00) estos pequeños deberían estar estudiando en la escuela” –reflexionó el hombre–, “pero a sus familias no les alcanza el dinero porque no hay trabajo”.

La gente del sector –dedicada a la recolección de pescado y mariscos de las riberas del estero Salado– reclamó más atención del Municipio. “Quisiéramos tener trabajo, por ejemplo, en la obra pública”, explicó Carrillo. “Aunque sea que nos den una escoba para barrer los adoquines”, dijo.

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Quizás eso les permitiría mejorar sus condiciones de vida, aunque Puerto Lisita quisiera, también, otros servicios básicos: agua potable, alcantarillado, vías de acceso asfaltadas, escuelas artesanales y recolección de basura. Los dos primeros, empero, son la prioridad del Guasmo Sur.

César Cárdenas, presidente de la Junta Cívica de la zona y miembro del movimiento Mi Cometa, lidera la campaña para obtener una respuesta del alcalde Jaime Nebot.

Este ya les dijo que no tiene a su cargo esas áreas: ambos servicios fueron concesionados por la Empresa Cantonal de Agua Potable y Alcantarillado (Ecapag) a la compañía Interagua hace tres años.

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Cárdenas recuerda que el Municipio tiene un representante en Ecapag y, por tanto, no puede evadir su responsabilidad. “Por eso es que los sectores populares no confían en el alcalde”, asegura.

Nebot señala que aunque el Cabildo no tiene esa responsabilidad, sí instala tramos de redes de alcantarillado. “Por ejemplo, los grandes ductos viales para el desagüe de varios sectores... para poner el colector de San Eduardo (en la recuperación del estero Salado) hicimos 11 kilómetros de alcantarillado sin tener la obligación legal”, explica.

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Otros sectores marginales tienen similares peticiones. Para Enisse Estupiñán, dirigente de la Organización de Mujeres Afroamericanas 5 de Agosto (que funciona en el suburbio oeste), el desarrollo de la ciudad es inequitativo.

“Guayaquil tiene dos caras: una de ellas es la más bonita, a la otra nadie la ve”.

Nebot señala que la calidad de vida que depende del Municipio sí ha mejorado. “Pero si tenemos un mal gobierno, este causa desazón y destrozo en todo el país. El Municipio no tiene obligación de hacer muchas cosas. Si algún día tuviésemos la suerte de tener un buen gobierno central todo el país estaría mejor”, opina.

Según el funcionario, la obra pública ha generado riqueza. Cárdenas expresa que los niveles de desempleo y subempleo (15% y 63%, según un estudio de la Universidad Espíritu Santo) demuestran que el trabajo por los sectores sociales es una de las deudas de la gestión de Nebot.

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