Desde el 2003, EE.UU. aumentó sus medidas de seguridad en puertos y aeropuertos de ingreso y salida del país para cumplir con la ley de Fortalecimiento de la Seguridad Fronteriza, promulgada por el presidente George W. Bush.

Estos controles buscan eliminar la facilidad que tuvieron los terroristas que participaron en los atentados del 11 de septiembre del 2001 para ingresar y vivir en el país.

Carmen García, guayaquileña de 52 años, se sintió discriminada el 25 de junio pasado, a su arribo a Nueva York.

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Después de tres horas de espera en migración para presentar su pasaporte y someterse a los nuevos controles antiterroristas, “empezaron a dudar de mí. Comparaban mi foto con mi rostro para ver si era yo y me tomaron huellas digitales y una fotografía”.

Otro control es la presentación de la licencia de conducir para ingresar a edificios federales, lo que tuvo un efecto directo en los inmigrantes ilegales, a quienes se les revocó la licencia tras comprobar que usaron documentos falsos.

El empleo también bajó tras el 9/11 pues “varios negocios cerraron y decenas de hispanos perdieron sus trabajos” dijo la ecuatoriana María Álvarez Castro directora de la Cámara de Comercio hispana de Manhattan. (SS)