El líquido que recibe la población no está apto para el consumo. Los isleños piden también el adecentamiento de calles y carreteras y mejor atención en el área de salud.

Desde hace tres años, Carlos Ramírez transita diariamente por las calles de Puerto Baquerizo Moreno, tomando y dejando pasajeros en su taxi.

Muchos son turistas nacionales que lo contratan para conocer un poco más que el malecón de esta capital de la provincia de Galápagos y que al igual que él se quejan de la falta de adecentamiento de las calles de la zona urbana.

Publicidad

Las avenidas de tierra aledañas a la estación terrena (a la altura de las antenas de Pacifictel) es una de las vías más circuladas. En el sector está ubicada la Defensa Civil, la Dirección de Educación y un coliseo que no funciona desde hace algún tiempo.

“Cuando llueve la parte baja se inunda y no se puede circular durante 24 o 48 horas hasta que el agua evacue sola”, explica Ramírez, un ex militar oriundo de Salinas que reside hace seis años en la isla.

El adoquinamiento de calles y la construcción de aceras y bordillos fue una de las promesas del alcalde Hernán Vilema, quien al momento está con licencia en sus funciones porque participa para la reelección de la Alcaldía, auspiciado por el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), en los comicios del 17 de octubre.

Publicidad

Pero esta tarea que se realiza paulatinamente en barrios como Algarrobo y Las Peñas, no llegó al sector de la estación terrena en los cuatro años de administración municipal.

Mucho por hacer
Vilema, quien se define conocedor de la problemática insular por las funciones que desempeñó en la región insular antes de ejercer la Alcaldía (fue gerente de Pacifictel e Ingala y director financiero de la Municipalidad de San Cristóbal y del Consejo Provincial de Galápagos), reconoce que la regeneración urbana quedó pendiente y que todavía hay mucho por hacer.

Publicidad

“No se hizo más porque era un problema traer adoquines y maquinaria del continente”, dice y lamenta que el presupuesto municipal sea ínfimo ($ 1’400.000). “Con esa cantidad es imposible hacer inversión pública”, agrega.

A la falta de atención en las calles, la dependiente de un almacén de venta de artesanías de las islas, que se identifica solo como Mónica, añade el déficit de agua potable. “Tenemos agua entubada que no está apta para el consumo humano. Hay que hervir la que nos llega o comprar la embotellada”, expresa.

Vilema admite la necesidad de agua potable, pero indica que en otros áreas hizo más de lo que ofreció: la creación del Consejo Insular de Salud, del Comité Interinstitucional para el Control de Especies Introducidas y del Consejo de la Niñez y Adolescencia.

En su gestión destaca la reestructuración y el equilibrio de las finanzas municipales, la construcción del nuevo mercado municipal y de un sitio para mantenimiento de embarcaciones. Sin embargo, hubo obras que están pendientes: una de ellas es el proyecto global de alcantarillado para una población que tienen un plan emergente.

Publicidad

Basado en la continuidad de la obra pública, Vilema se promociona con un macro plan denominado paseo Marítimo de Bahía Naufragio, donde incluye la regeneración del corredor turístico de la ciudad.

LEA MAÑANA:  LA PROVINCIA GUAYAS