Inspirada en el mito griego de Sísifo, la artista argentina Ariadna Capasso explora el tema del consumismo y el ideal del paraíso prometido en una video instalación inaugurada anoche en el consulado de Argentina en Nueva York.
 
La obra, "Sísifo", consiste en dos grandes pantallas sobre las que se proyectan imágenes filmadas por Capasso durante un viaje en el que emuló el recorrido del conquistador español Francisco de Orellana, partiendo de Quito (Ecuador) hasta llegar a Iquitos (Perú).
 
Su hermano, Damián Keller, que colabora con el sonido de la pieza, siguió el recorrido hasta Belén, en la desembocadura del Atlántico.
 
En "Sísifo", una de las pantallas registra momentos de faena y actividad constante en Santa Clotilde, un pequeño pueblo prácticamente incomunicado situado a la vera de río Napo, en Perú.
 
Hombres y niños campesinos cargan a sus espaldas pesados racimos de plátanos verdes y ruedan barriles con provisiones para embarcarlos en un bote que viajará por un río que corta el corazón de la selva Amazónica.
 
Los moradores se apresuran a trocar los frutos de la tierra por bienes de consumo: Coca-Cola, baterías, pañales desechables, entre otros.
 
Esta labor perpetua, que Capasso enfatiza al repetir la acción una y otra vez -aunque con ligeras variaciones-, contrasta con las imágenes, fuertemente simbólicas, que se proyectan en la segunda pantalla.
 
Allí, una vista del vasto cielo -aparentemente filmada a bordo del avión que llevó a Capasso hasta Sudamérica- hace referencia a la promesa del paraíso.
 
"Siempre pensamos en la existencia de un cielo, de un paraíso, que puede ser económico, de glamour o de poder. Es eso lo que nos mueve a hacer las cosas", dijo Capasso a EFE.
 
Para la artista, que reside en Nueva York desde hace cuatro años, el cielo es el motor, la motivación y la promesa: en la tierra, los mortales aceptamos el sufrimiento en aras de alcanzar lo intangible, el paraíso.
 
Capasso incorpora planos cerrados de una cruz de piedra y de la espada de Orellana -ésta, tomada de una estatua que se erige en Guápulo, a las afueras de Quito-, elementos que remiten a la época de la Conquista.
 
"Me interesa la idea de la Conquista como choque entre culturas, qué pasa cuando confluyen dos paradigmas distintos. El conquistador representa nuestro temor a no tener un hogar, a hacer el ridículo, a no triunfar", indicó.
 
"Nos movemos entre esa promesa de felicidad y el temor a lo que podría pasar si caemos en un abismo donde no somos nadie", señaló Capasso, para agregar que si bien en esta obra tiene de trasfondo una crítica al sistema, "no se trata de propaganda".
 
La instalación, que permanecerá abierta al público hasta el 30 de septiembre, es parte de una serie que desarrolla Capasso bajo el título "Paititi: En búsqueda del Dorado", y que incluye las vídeo-instalaciones "Vivir sin después" y "Amaguanece".
 
La artista, nacida en Buenos Aires, ha expuesto extensamente en Nueva York, incluido el Centro Rey Juan Carlos de la Universidad de Nueva York, en el Museo de Arte Contemporáneo de Boulder (Colorado) y en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (México).