Pese a los ofrecimientos del Presidente de la República de reducir los costos de la telefonía celular, de la Tribuna para la Defensa del Consumidor de eliminar los costos de interconexión, estos, siguen vigentes y más altos que nunca.

Es inadmisible aceptar que empresas proveedoras de ese servicio y el Conatel, no puedan entenderse.

Lo raro es que las mismas proveedoras ofrecen llamadas internacionales, incluso a celulares de otro país, a precios más bajos por minuto de lo que resulta llamar a un usuario de otra de las operadoras de telefonía celular dentro del Ecuador.

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Otra falla es que no hay ninguna publicación sobre la forma de identificar al operador de telefonía celular de destino, por su código prefijo al número telefónico, como existe en otros países.

Aquí, lo único que hay que hacer, es marcar para luego asumir el costo por minuto de la llamada al usuario de otra operadora de celulares dentro del país; ese costo global por minuto, en unos casos supera los $ 0,45 (más de lo que cuesta llamar al Japón).

Sobre los códigos-prefijos, solo se conoce el del último proveedor de telefonía celular que ingresó al país a operar.

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Otra queja es que las tarjetas de prepago para cabinas tengan caducidad, es decir, una vez activadas estamos forzados a consumirlas en un mes. Si se paga anticipadamente por un servicio, debería ser potestad del usuario administrarlo como a él le convenga.

Imagínense los saldos no utilizados multiplicados por el número de usuarios, sugieren una pequeña fortuna.

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Aunque no son las tarjetas prepago de este rubro, uno de los tres operadores ya las ofrece con caducidad de un año y a un precio fijo de llamadas a cualquier operador de celular o no, en todo el país.

¿Sería injusto pedir que esta modalidad se aplique para todos los prepagos una vez activados?

En unos casos hemos recibido ofertas de servicios adicionales por parte de operadores de celulares; por ejemplo, la de un plan de asistencia en emergencias tipo 911. Y si uno no lo deseaba debió llamar a una persona asignada para anular el servicio, de lo contrario se lo facturan; pero la persona que fue asignada carecía de poder para implementar la negativa al servicio del cliente del plan corporativo, y el servicio obviamente le apareció facturado en el mes siguiente.

Luego para que le descarguen el valor, debe perder medio día en las oficinas del operador o terminar aceptando a regañadientes, un servicio que es innecesario contratar en primera instancia.

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Eso lo considero de muy mal gusto, lo correcto sería ofrecer el producto vía telemarketing, lo que no les costaría más allá del personal designado para el efecto.

En Ecuador contamos con unos de los servicios de telefonía celular más caros del mundo, y los operadores del servicio, competidores, encarecen innecesariamente el servicio a vista de usuarios y autoridades de control.

Ing. Javier Orús Guerra
Guayaquil