Arribistas, payasos o figurones, no sé a cuál de estos calificativos se ajustan ciudadanos que cada vez que comienza una lid electoral, prestan sus nombres -unas veces conocidos y otras no- para participar de esa danza odiosa, para los que no nos gusta ver ni oír tanta desfachatez; y sin embargo estamos obligados a soportar esa antipática campaña electoral.

Si bien es cierto que todos los ciudadanos tienen derecho a participar, debemos hacer conciencia que para aspirar alguna función pública deberíamos, por lo menos, tener algo de preparación. Este país no sale adelante por haber cometido muchas veces el error de elegir a ciudadanos que no están preparados, y que al llegar a la función pública solo se limitan a improvisar o acomodar a su más íntimo círculo, convirtiendo la función en un desastre total.

Desde que somos democracia hemos visto cosas raras en campañas electorales, como ciudadanos con cualquier actividad que creen ser la solución; ciudadanos oriundos de otra localidad que se consideran ser adecuados para manejar la función local; otros que cuando el antecesor ha realizado obras, buscan cualquier pero a fin de empañarla.

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A todo eso estamos obligados ver y oír en este horrible tiempo de campaña electoral. ¡Cuidado! Lo peor es que a veces arribistas, payasos o figurones pueden llegar, aprovechando el sentimiento del elector, que resentido contra políticos de siempre que nunca hicieron nada por el país, emiten su voto queriendo castigarlos, y terminan siendo ellos los castigados.

Xavier Vallejo Iturralde
Guayaquil

Se vienen las elecciones seccionales y nosotros, los jóvenes ecuatorianos, nos preguntamos: ¿Por quién votar?, porque nosotros sí estamos comprometidos con nuestro país,  por eso meditamos nuestro voto para no dejarnos llevar por caras bonitas, ni personas conocidas.

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Debemos hacer presión para que los candidatos nos den a conocer su plan de trabajo, y no solo se dediquen a insultar a sus contendientes, pues eso nos hace creer que la política o politiquería es un circo.

José Chamba Guamán
Loja

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Reflexionemos cada uno de nosotros en este tiempo de campaña, para las elecciones seccionales que se realizarán en octubre.

Nos tocará la responsabilidad de elegir; por tanto, esperamos hacerlo bien.

Manuel Dioses N.
Guayaquil

Lo entretenido de este proceso electoral es que por lo menos hemos visto rostros nuevos, talentos jóvenes, un alto porcentaje de féminas y sobre todo, otra clase de personajes que discretamente vienen libres de las picardías tradicionales, y que a lo mejor sean los más idóneos para desempeñar los cargos públicos en disputa.

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Sin embargo, no se descarta la posibilidad de que esta improvisada gallada se convierta en “los útiles” de la vieja guardia política.

¿Qué va a pasar cuando las camarillas dominantes los pongan en jaque, primero para que clonen su estilo, y segundo para que admitan a su gente en cargos?

Turbulencia y pandemónium se avecinan para los alcaldes, prefectos, concejales y consejeros triunfadores, en el instante que se enfrenten los títeres contra sus titiriteros; serán víctimas de la disciplina partidista, expulsados de las agrupaciones, y los entes seccionales correrán la misma suerte estatal, es decir, cero gobernabilidad.

Que ciertos ingenuos polichinelas tengan las suficientes agallas como para poder ejercer, honesta y eficazmente, el cargo ganado por voto popular.

Mayra Camposano Costa
Guayaquil