El presidente de la República, coronel Lucio Gutiérrez, hizo ayer un alto en sus recorridos por provincias y permaneció en el Palacio de Gobierno.

El único acto público al que asistió fue la marcha que realizaron alrededor de 6.000 personas a propósito de celebrarse el Día del Deporte Barrial.

En cuanto a la convocatoria del desfile, un boletín de prensa de la Secretaría de Comunicación del Estado decía que el evento fue organizado por la Secretaría Nacional del Deporte (Senader), a cargo del coronel Luis Tapia, “en agradecimiento al Gobierno por el apoyo brindado a ese sector”.

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Esto lo negó el presidente de la Federación de Ligas Deportivas de Quito, Juan Carlos Boada, quien aseguró que el desfile se convocó por iniciativa propia y no para respaldar al Gobierno.

La marcha recorrió las principales calles del Centro Histórico de Quito y, por eso, Gutiérrez bajó al balcón presidencial (ubicado en García Moreno y Chile) para saludar a los deportistas.

El paso de delegaciones barriales frente al Palacio Nacional se realizó en un ambiente de tranquilidad, aunque no faltaron los gritos en contra de la gestión del Gobierno.

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“Esperamos que no se diga que la caminata fue para respaldar al Gobierno. Al contrario, el presidente Gutiérrez está en la obligación de hacer muchas rectificaciones”, sostuvo Boada.

Según el dirigente, la movilización requirió de un desembolso de 1.800 dólares que fueron financiados con recursos propios de la Federación. “Sin embargo, ya hay la propuesta de la Senader de reembolsarnos el dinero”, puntualizó.

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La marcha
Barras
Durante la marcha, el secretario nacional de Deportes, Luis Tapia, no se cansó de gritar vivas al presidente Gutiérrez y a las ligas barriales participantes.

Música
Los gritos de los delegados barriales, varios de ellos en contra del Gobierno, casi no se escucharon por la presencia de la banda del Cuerpo de Ingenieros del Ejército.

Chiflidos
Durante el recorrido, el secretario de Deportes se apresuró a exhortar a la banda a que tocara una melodía, con el fin de silenciar los chiflidos que algunas personas realizaron al pasar frente al sitio en donde estaba Gutiérrez.