Seguir a Jesús exige un compromiso personal
1.- El mensaje de la Palabra de Dios
El seguimiento de Jesús pide muchas veces la renuncia y el despojamiento. Ser discípulo conlleva una dedicación total: ni las relaciones familiares ni las posesiones pueden ser un obstáculo en el compromiso radical del seguimiento.
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Seguir a Cristo es un quehacer duro y costoso, y el que se decida a ser cristiano debe calcular bien sus fuerzas y tener bien en claro lo que asume y lo que arriesga.
2.- ¿Qué compromiso nos pide el Señor?
Comprometernos en la causa de Cristo. El seguimiento de Jesús exige desprenderse de los vínculos puramente humanos de la familia y renunciar a la esclavitud del dinero.
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La fidelidad a Cristo exige posponer todo bien o persona, si esta se interpone entre las exigencias de Cristo y nosotros. Por eso debemos sopesar prudentemente las dificultades y nuestras posibilidades de responder a las exigencias del Evangelio.
Odiar a la familia, no quiere decir suprimir el cuarto mandamiento, significa ponerla en segundo plano cuando aparece en nuestra vida un valor, Jesús, que es superior.
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Renunciar a los bienes, no supone prescindir del mundo, sino situarlo todo en función del Reino, dispuestos a compartir nuestros bienes con los demás.
Cargar con su cruz, no supone un peso adicional a las dificultades de la vida: es un estilo de vivir lo cotidiano, a la luz de las exigencias del Reino y siguiendo las huellas de Jesús.
El problema de nuestra vida cristiana es la falta de decisiones radicales para poner a Cristo por encima de cualquier otro valor.