En nuestro país, cerca del 50% de niños menores de 5 años presentan una talla algo inferior según ciertos parámetros. Si detecta una talla baja en su hijo, llévelo a un endocrinólogo y a un  deportólogo.

Si usted cree que su hijo no ha alcanzado la estatura adecuada en relación con su edad, debería plantear esta inquietud al pediatra. En el Ecuador, alrededor del 50% de niños menores de 5 años presentan una talla algo inferior, según ciertos parámetros.

El Ministerio de Salud Pública implantó en 1983 un sistema permanente de vigilancia de esta condición de la fisonomía de los niños ecuatorianos. Este control  es parte del Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional que cubre alrededor del 30% de la población ecuatoriana, según el director nacional de Nutrición, Julio Alvear.

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Hay algo que todos los padres deben tener en cuenta: la talla de sus hijos refleja un componente hereditario y también resume la calidad de dieta y la cantidad de ejercicio y actividad física que realizan los niños, explica el deportólogo Óscar Vizuete. El pediatra chileno Pedro Barreda, considera que la talla “es un verdadero barómetro de la salud”. En suma, el crecimiento es el resultado de una compleja interacción entre diversos factores genéticos, nutricionales, ambientales, psicosociales y hormonales.

El proceso de crecimiento del cuerpo humano termina cuando se cierran los cartílagos que unen las extremidades de los huesos: aun cuando esto ocurre en la pubertad, los médicos saben que no hay una edad fija, pero hay cierto consenso en que la talla final adulta se alcanza alrededor de los 16 a 18 años en las mujeres y 18 a 21 años en los hombres.

¿Cómo evaluar?
Aunque no hay una regla de oro, los especialistas estiman que el crecimiento normal significa que los niños ganen 25 cm durante el primer año de vida; 10 cm durante el segundo año; 7 cm anuales durante el tercero y cuarto y 5 cm anuales durante el quinto al noveno años. No obstante, es importante aclarar que la curva de talla de los niños tiene un rango amplio de crecimiento normal, porque existen varios grupos: esto significa que dos niños de la misma edad pueden tener diferentes tallas y, sin embargo, crecer normalmente, según el grupo en que están clasificados. De igual forma, pueden presentarse desviaciones en la velocidad de crecimiento, especialmente durante los primeros tres a cuatro años de vida.

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¿Qué hacer?
Si la talla baja se detecta, y la razón no es hereditaria ni tiene que ver con la alimentación, los padres deben llevar al niño a un endocrinólogo y a un deportólogo. Lo primero que recomendarán es realizar pruebas para conocer el funcionamiento de la hormona del crecimiento,  una radiografía de la mano para conocer la edad ósea y una prueba de tiroides.

Cuando la prueba radiológica del hueso muestra que existe un atraso de tres o más años respecto a la edad real, se habla de una talla baja patológica. Cuando el problema tiene origen alimenticio, se presenta a los seis meses de nacido.

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Cuando la causa radica en la hormona del crecimiento, los especialistas suelen recomendar el uso de anabólicos hormonales.  La probabilidad de éxito en el crecimiento es del 70% al 80%, según Vizuete. La edad ideal para iniciarlo son los 8 años del niño, dice este especialista.

La talla baja constitucional consiste en una alteración de la talla o un desfase temporal, cuya probable causa es la demora en el desarrollo de los caracteres sexuales. En este caso, todo es cuestión de paciencia, y el uso de hormonas quizá adelante el estirón, pero no siempre podrá modificar la talla final.