El campeón olímpico Jefferson Pérez no dejará el alto nivel.

Me caí muy duro y les aseguro que me dolió, pero me voy a levantar. Volveré a competir y seguro que triunfaré.

Sonriente, motivado y notoriamente agradecido con los ecuatorianos, que no dejan de respaldarlo y que ayer en la madrugada fueron hasta el aeropuerto Simón Bolívar de Guayaquil a recibirlo. Así retornó el medallista olímpico de Atlanta 96, Jefferson Pérez Quezada.

Publicidad

Estaba feliz. Feliz, pero frustrado. Frustrado porque, como él mismo lo expresó, en los Juegos Olímpicos de Atenas no llegó al podio que tanto había soñado. Ese podio en el que estuvo hace ocho años, cuando le dio una medalla de oro a Ecuador, la primera en la historia deportiva del país.

“Soy un ser normal, un ser humano como cualquiera. Y así como puedo hacer grandes cosas, también tengo tropiezos y caídas”, expresó con una mirada muy brillante, que a ratos parecía humedecerse, porque solo retornó a Ecuador con el cuarto y el duodécimo lugar en los 20 y 50 km marcha, respectivamente.

Él quería más. Jefferson dejó su Cuenca querida para volver con una presea colgada en su cuello. Pero, como él lo dijo:
“Todo ser humano se cae”. Hoy parece que le tocó a él, pero no se da por vencido. Su expresión: “Me caí muy duro y les aseguro que me dolió, pero me voy a levantar. Volveré a competir y seguro que triunfaré”, lo dice todo.

Publicidad

Y cuando habla de la recuperación, de levantarse, Pérez deja ver que no abandonará las competencias. Sin embargo, tal como lo manifestó cuando con pundonor terminó los 50 km marcha en Grecia, después de superar una crisis que casi lo lleva a renunciar cuando faltaban unos 8 km, el andarín cuencano repitió que no aspira volver a unos Juegos Olímpicos.

“La idea no es llegar a los próximos Juegos Olímpicos.
Realmente quiero hacer dos años más de alto nivel, pero no tengo aspiración para llegar hasta el 2008”, afirmó el caminante que en este año logró el título de la Copa Mundo de Naumburg, Alemania, y además el vicecampeonato por equipos, junto a Xavier Moreno, Rolando Saquipay y Fausto Quinde.

Publicidad

Pero en un instante como que analizó un poco y concluyó en que de aquí al 2008 tendrá 34 años, lo que en su especialidad le permitiría llegar en un mejor nivel. Entonces la decisión será solo de él. Y, cuando la haya tomado, se encargará de hacerla conocer al país, un país que lo recuerda como la máxima figura del deporte, como un ídolo.

Otro detalle que se conoció en el momento de su arribo es que tampoco descartó retirarse de la competencia si concreta una propuesta para dar asesoramiento deportivo a un gobierno extranjero. Pero él prefirió no precisar el nombre de la nación.

“De concretarse esa posibilidad, dejaría el alto nivel.
Aunque mi deseo es continuar en la actividad, porque me agrada”, expresó el cuencano que cuando llegó cuarto en los Juegos de Sydney, Australia, dijo que él tenía una deuda consigo mismo, por eso volvió a intentarlo en Atenas. Y que hoy parece seguir con esa bronca interna. Por eso prefiere no decir aún “adiós”, porque se siente feliz caminando en la marcha.