El hallazgo de cobre en la zona ha provocado el temor de los comuneros de ser desalojados.

Hace 70 años, un grupo de colonos se asentó en la parroquia García Moreno, en medio del bosque primario de Intag  en Cotacachi (Imbabura), sin saber que construían sus hogares sobre yacimientos de cobre que podrían producir, en total, 2,26 millones de toneladas del metal y constituirse en la primera mina de cobre del país.

El cobre fue descubierto en García Moreno por técnicos del Ministerio de Energía y Minas en 1980, quienes hicieron las primeras exploraciones en la zona, considerada un patrimonio ecológico del cantón Cotacachi y ahora calificada como un área de potencial minero, con yacimientos de cobre, oro y uranio.

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El hallazgo de los metales significó para las 500 familias de la parroquia, el fin de la tranquilidad que habían logrado al refugiarse en un bosque primario a cuatro horas de la ciudad de Cotacachi, en los límites de la reserva Cotacachi-Cayapas.

En este año, la vida de los comuneros se ha tornado más conflictiva, a raíz de la concesión concretada en mayo pasado de aproximadamente cinco mil hectáreas, a la compañía Ascendant Explorations, de capital canadiense.

La incursión de la empresa y sus contactos con los habitantes ha causado divisiones y enfrentamientos en García Moreno, según denunció Polibio Pérez, presidente del Consejo de Desarrollo Comunitario de Intag y principal detractor de los proyectos mineros que existen en la zona.

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Pérez afirma que las comunidades de Junín, Barcelona, Cerro Pelado y Chaguaryacu Alto tendrían que trasladarse para que la Ascendant inicie la explotación del metal, en una mina a cielo abierto.

Pérez se basa en un estudio de impacto ambiental realizado por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, en 1996.

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Desde la década del noventa, las comunidades de García Moreno han lidiado con empresas mineras que han efectuado estudios de los yacimientos, entre ellas Bishimetals, filial de la japonesa Mitsubishi.

Contaminación
La posibilidad de un traslado llena de incertidumbre a los habitantes de Junín, un caserío compuesto por una cancha y pocas casas de los finqueros, quienes se dedican al cultivo de productos propios del subtrópico.

La organización Defensa y Conservación Ecológica de Intag (Decoin) protege el  derecho de los comuneros a permanecer en sus tierras y luchar contra la contaminación que ocasionaría la minería.

Silvia Quilumbango, de Decoin, asegura que una explotación de cobre a cielo abierto traerá la desertificación en la zona, donde existen remanentes de bosque primario y especies en peligro de extinción, como el gallo de la peña y el oso de anteojos.

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Guillermo Rosero, subsecretario de Minas del Ministerio de Energía, explicó que en García Moreno se podría abrir una mina de grandes proporciones.

Sin embargo, la Ascendant Exploration desmiente que esté próxima a iniciar la explotación. John Bolaños, gerente de la compañía, dijo que se está iniciando la fase exploratoria que podría durar años o décadas. En caso de que se inicie la explotación, la compañía utilizará tecnología que impedirá la contaminación, según Bolaños.