Ciudadanos exigen mejoramiento vial para agilizar el transporte de la producción y fomentar el turismo. Reclaman además, la ayuda del Gobierno Nacional, para la asignación de mayores recursos.

Mientras un reportero gráfico de este diario fotografiaba la construcción del Centro Comercial Bartolomé Serrano, en el centro de la ciudad, Lorena Figueroa, una estudiante de leyes de 22 años, se acerca y pregunta el objeto de su visita.

Y es que según Lorena es muy raro que gente de otras regiones visite Azogues, pues turistas y periodistas solo llegan hasta Cuenca (Azuay), “me llamó la atención que hayan venido a ver algo de aquí de una ciudad tan olvidada, como Azogues, porque siempre la atención es para Cuenca”, afirmó.

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Olvidada, dijo, no solo por las autoridades gubernamentales, sino también por los habitantes que prefieren migrar hacia el extranjero. Por ello, cuando se recorre la ciudad, se pueden observar enormes casas recién construidas, con 2 o 3 carros nuevos en sus garajes, pero cerradas.

Y en las casas habitadas, en cambio, hay un denominador común: cisternas de agua potable o tuberías improvisadas en el techo para recoger el agua de la lluvia. El líquido vital solo llega durante seis horas en el día.

Según el alcalde con licencia de Azogues, Víctor Molina (ex socialista), trabajar en proyectos de agua potable ha sido uno de los cuatro ejes de su gestión. Explicó que se ha construido la nueva planta de tratamiento de agua potable Maguarcay, en la que se invirtieron siete millones de dólares y potabiliza 110 litros de agua por segundo.

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“Tenemos construidas nuevas conducciones de 8 kilómetros de longitud y reservorios que en el 2005 superarán los 200 mil metros cúbicos. En algunos sectores ya cubrimos el 100% y en otros el 80%”, expresó Molina.

Otro de los proyectos en que puso énfasis Molina es en el reordenamiento de los mercados, por ello reubicó a los comerciantes que ocupaban el antiguo Mercado Municipal para construir el moderno Centro Comercial Bartolomé Serrano.

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Sin embargo, esta obra quedó paralizada en julio pasado, pues la compañía fiscalizadora Caminosca denunció un supuesto sobreprecio ante la Dirección regional de la Contraloría. En un primer informe se estimó que el monto excedente es de 270 mil dólares, en perjuicio del Municipio.

La empresa contratada para la construcción, mediante licitación, fue Plainco.

Según Molina, la Contraloría hizo un análisis al proceso de licitación y no ha determinado responsables. Sobre la paralización de la obra, que es financiada por el Banco del Estado, asegura que se debe específicamente a diferencias entre las compañías contratista y fiscalizadora, pues no se ponen de acuerdo en los valores de volúmenes de la obra.

Otro problema que se le presentó al Municipio fue con los trabajadores de la entidad por la firma del contrato colectivo. Juan Castanier, dirigente de derechos humanos, explicó que al parecer no se leyó bien el contrato antes de firmarlo, pues allí se designan salarios dorados para los empleados.

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Según Molina, se firmó un contrato con unos rubros, pero luego “asomó un proyecto del contrato  con salarios exorbitantes”, lo que afirma está siendo utilizado como campaña de desprestigio al Municipio por sus opositores.