Por la alevosía y saña con que asesinó a su esposa, Sonia Zoraida Jimbo Álava, con 18 martillazos, el 3º Tribunal Penal del Guayas condenó ayer a Wilmer Paulo Mendoza Párraga, de 34 años, a cumplir una pena de 25 años de reclusión mayor especial.

Esta es la quinta condena rigurosa que impone la justicia de Guayaquil y la sexta en el país, luego de la reforma del Código Penal, el 28 de septiembre del 2001.

En el juicio 351-S-03 consta que el crimen ocurrió el 15 de octubre del 2002, a las 16h30, cuando la pareja había llegado hasta una vivienda de las calles 25 y Maracaibo, en el Suburbio Oeste.

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Gloria Jimbo Álava, acusadora particular en este proceso, relató el día de la audiencia, que cuando llegó a esa dirección, los agentes de la Policía le indicaron que su hermana había sido asesinada y uno de los policías le mostró “el martillo con el que Wilmer Mendoza Párraga la atacó y mató”.

La autopsia, realizada por el forense Jorge Córdova, reveló que fueron 18 martillazos los que recibió la víctima, y que “le ocasionaron lesiones contusas multifragmentarias en la cara y cabeza”.

El fiscal Roberto Cabrera y Gloria Jimbo acusaron a Wilmer Mendoza como autor del asesinato, luego de una discusión por celos. En el juicio consta que una vez que cometió el crimen, Mendoza Párraga huyó hacia Sucumbíos, en el Oriente.

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Tras las investigaciones, el 25 de mayo del 2003 Mendoza fue apresado en la zona oriental de Shushufindi.

El 3º Tribunal Penal convocó la audiencia y en el tercer señalamiento (20 de agosto pasado) se cumplió el juzgamiento. Por la saña con que actuó y por la alarma que causó a la comunidad, Wilmer Mendoza fue sentenciado a 25 años de cárcel.