Aunque por seis meses, desde el 10 agosto de 1996 hasta el 7 de febrero de 1997 (cuando fue destituido), el coronel Lucio Gutiérrez, en su condición de edecán estuvo cerca del entonces mandatario Abdalá Bucaram, no fue hasta octubre del 2002, cuando iniciaron su relación política.

Luego de que el candidato roldosista a la Presidencia de la República (Jacobo Bucaram) se quedara en el camino, el ex presidente, desde su exilio en Panamá, anunció el apoyo del PRE a Gutiérrez.

Desde entonces, el tema del retorno de Bucaram ha sido una constante en la relación PRE-Gobierno. Es así como a finales de diciembre del mismo año, días antes de que se instalara el nuevo Congreso, mientras Gutiérrez, ya como presidente electo, hablaba de reformas para despolitizar a los tribunales de Justicia, Bucaram planteaba una reforma a la Ley Orgánica de la Función Judicial que reorganice las cortes que garanticen su retorno.

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Ya con Gutiérrez en el mando, el PRE, desde el Congreso, ha apoyado las iniciativas del Gobierno, con excepción de lo que ocurrió en julio de este año, cuando 10 diputados roldosistas votaron en contra del veto Ejecutivo que buscaba gravar impuestos a la cerveza para financiar las pensiones jubilares. Entonces, Bucaram dijo que la actitud de los legisladores roldosistas  truncó su regreso al país, pactado con el régimen para agosto.

Aunque en ocasiones Bucaram y algunos dirigentes roldosistas han criticado al Gobierno, el PRE no le ha dado la espalda, aun en sus momentos más álgidos.
En abril pasado, Bucaram expresó que el “único signo de democracia que hay en el Ecuador es justamente la presidencia de Gutiérrez”.

En la relación PRE-Gobierno, según el politólogo Felipe Burbano de Lara, el primero ejerce el poder que tiene dentro del sistema político para conseguir cosas, en tanto que el Ejecutivo no puede dejar de lado el número importante de diputados roldosistas (15). “Pero también está el tema del retorno de Bucaram, en el que el PRE maneja un discurso ambiguo: de apoyo al Gobierno para conseguir cosas que lo benefician como partido y al mismo tiempo de mostrar cierta distancia cuando el régimen no acoge el planteamiento del regreso de su líder”, señala Burbano.

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Desde 1997, cuando el ex mandatario vive su segundo asilo en Panamá, Gutiérrez es el presidente que más ha tratado el regreso de Bucaram. “Pero no creo que Gutiérrez esté dispuesto a desafiar al sistema político trayendo a Bucaram porque el costo de traerlo es mucho mayor que no traerlo”, sostiene Burbano.

El politólogo considera que en el reciente encuentro en Panamá hay un cálculo electoral de Gutiérrez: “Mostrar cierta distancia frente al PSC y atraer el voto duro del populismo que no está con el PSC y puede ver con buenos ojos este desafío del Presidente”.

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Para Francisco Huerta,  ex ministro de Gobierno de Gustavo Noboa, no cabe un acuerdo entre el PRE y el régimen con el retorno de Bucaram, porque “el Presidente no puede comprometerse a resultados a partir de una comisión de juristas, porque las determinaciones de la justicia están establecidas en la ley, en sus mecanismos, aunque sabemos están viciados”.

Se trata de un campeonato de “rabos de paja”, añade, “así Gutiérrez se compromete a traer a Bucaram  y el PRE se compromete a tapar las cosas del Gobierno”.