Cuba recordó el pasado martes 24 de agosto el 85º aniversario del nacimiento. Moré, quien podía pasar con facilidad y casi sin transición de un bolero a un guaguancó, tenía entre sus éxitos ‘El Bobo de la Yuca’.

Aunque ya han  pasado 41 años (19 de febrero de 1963) de la muerte de Bartolomé Maximiliano Moré, mejor conocido en el mundo de la música tropical como Benny Moré, su nombre sigue vigente para los que  tuvieron la oportunidad de escucharlo a través de sus discos.

Moré está de nuevo en boga por el 85º aniversario de su nacimiento (24 de agosto de 1919, en Las Lajas, Cuba). Lo recordaron sus compatriotas hace dos martes.

Según una página web de biografías sobre artistas famosos, Moré construyó su primera guitarra a los 6 años.

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Moré, conocido también como el Bárbaro del Ritmo, es unánimemente considerado por los expertos como uno de los más geniales artistas que haya producido la música afroantillana.

Ellos afirman que el desaparecido cubano sobresalió en todos los géneros que componen este complejo musical. Podía ejecutar bien un bolero, una guaracha o guaguancó. Por eso lo apodaban el Bárbaro del Ritmo.

En 1940 se trasladó a La Habana, capital cubana, donde sobrevivió al estilo de los trovadores medievales, cantando en los cafés, en las calles y parques, hasta que en 1945 se unió al conjunto de Miguel Matamoros, otra de las grandes figuras del son cubano, y viajó a México, donde permanece por años presentándose en centros nocturnos.

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Hasta esa época era conocido como Bartolomé Maximiliano Moré, su nombre real.

Anécdota
Cuenta Miguel Cortijo Bustamante, uno de sus admiradores en Ecuador, que cambió el Bartolomé por Benny porque “en México se les dice Bartolo a los burros. A él le dijeron eso cuando llegó a ese país y por eso se rebautizó”.

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En México conoció a otro cubano director de orquesta con el que estaría relacionado por algún tiempo: Dámaso Pérez Prado. Con él grabó algunas de las piezas más memorables de su repertorio en plena época del auge del mambo, además de participar en numerosas giras y películas.

Benny también cantó con el conjunto de Mariano Mercerón y con el  de Bebo Valdés antes de formar su propia orquesta a la que se refería como la “banda gigante”.

Pese a no tener conocimientos de técnica musical, su capacidad innata le permitía crear arreglos completos para su orquesta mediante el procedimiento de cantar la parte de cada instrumento.

Dicen los expertos en música afroantillana que su estilo de cantar era único. Su voz (que recorría todo el registro vocal, tonalidades y tiempos musicales, según ellos) se doblaba en frases y gritos, que creaban una atmósfera envolvente.

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Entre sus éxitos constan El bobo de la yuca, Ciguaraya, Bonito y sabroso, entro otros.

Los excesos le provocaron una cirrosis al hígado, que finalmente lo mató. Pero eso no le impidió presentarse por última vez el 16 de febrero de 1963, tres días antes de su fallecimiento.  (RVA)