Los dos aviones rusos que se estrellaron casi simultáneamente el martes pasado dejando 90 muertos fueron víctimas de ataques terroristas suicidas, aunque no perpetrados por secuestradores, informó ayer el servicio secreto ruso (FSB).

El FSB dijo que descubrió restos de explosivos entre los escombros de ambos aviones y que las aeronaves fueron derribadas por personas que estaban a bordo y llevaban bombas.

Los funcionarios de inteligencia se han resistido a acusar a los chechenos de causar la tragedia, pero en Moscú circulan teorías que sugieren que dos mujeres, que se cree eran de Chechenia, llevaron explosivos a bordo y derribaron los aviones en anticipación a las elecciones del domingo pasado en ese país.

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La fiscalía general, los servicios secretos y la policía investigan a dos mujeres muertas, cada una a bordo de un avión y que nadie reclamó después del anuncio de las catástrofes.

Chechenia
La destrucción de los aparatos fue reivindicada el viernes por un grupo islámico poco conocido llamado Brigadas Islambuli que, según afirmó, actuó para apoyar a los separatistas chechenos.

El teniente general Andrei Fetusov dijo que aún se necesitarán más análisis de los explosivos para separar algunos de los componentes, pero señaló que hallaron vestigios de hexógeno, más conocido como RDX, explosivo utilizado en otros ataques en Rusia que fueron atribuidos a los rebeldes chechenos.

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Los insurgentes separatistas han realizado ataques dramáticos para presionar por su independencia, pero los separatistas moderados han negado cualquier relación con la caída de los aviones y acusan a las autoridades rusas de mentir.