En esta época de elecciones debemos aprovechar y exigir a los candidatos que cambien su visión del papel que desempeñan los gobiernos locales. Ningún líder local puede ni debe quedarse impávido y abstraerse de los problemas que el país y el Gobierno central generan a su región.

El terrible manejo en los últimos años de la política petrolera, aunado a la lacra y carga para el Estado que significa Petroecuador, ha causado que hoy tengamos una producción por lo menos 20% menor a la década anterior, lo que a los precios actuales le significa al Estado más de 500 millones de dólares adicionales de ingresos brutos perdidos por año. La ninguna política del Gobierno central en materia de telecomunicaciones y la corrupción campante en estas empresas estatales ha generado pérdidas operativas, ha producido la descapitalización de las mismas y merma del valor de estas como negocio en marcha, en no menos de otros 500 millones de dólares desde principios de los años noventa al día de hoy.
Estos son solo dos ejemplos de lo desastroso que ha sido el Estado en la administración de sus recursos y sus negocios. En un régimen centralista y absolutamente politizado, esto impacta directamente y de forma muy negativa a las provincias, sobre todo a las más alejadas del Gobierno central o a las más alejadas de los partidos que detentan el poder.

Si la política petrolera hubiera sido la adecuada, la provincia del Guayas debería estar recibiendo por lo menos 100 millones de dólares adicionales en alguna forma de obras, por parte del Gobierno central. Eso asumiendo que no existiese centralismo, claro está. Pero aún así, hubiera recibido un monto importante que habría ayudado a dinamizar la economía. Esta situación no es producto de la incompetencia de este Gobierno. Desde hace algunos años ya ha comenzado a verse el deterioro del manejo del Estado y todas sus instituciones, agravado quizá desde 1996, fecha en que, como dice Montaner, “el Ecuador comenzó a joderse”.

¿Qué le toca a los gobiernos locales. Esperar asistencialismo del Gobierno central? Obviamente que su primer deber de vigilar y luchar porque las rentas que por ley le corresponden, lleguen. Pero su obligación va más allá. Es generar nuevos ingresos, es hacer crecer la economía local. Esperaríamos que los candidatos propongan cambios fundamentales que les permita generar a sus gobiernos locales nuevos ingresos. Por ejemplo, esperaría que alguno propusiera que un porcentaje de lo recaudado por el IVA se quede en la región y ya no solo un porcentaje del Impuesto a la Renta. Que los consejos o asambleas de los gobiernos locales tengan la facultad de dictar cierto tipo de leyes, ya no solo ordenanzas. Guayaquil probó que puede crecer y mejorar como ciudad pese –no gracias– al Gobierno central.

Cuando comiencen a verse los frutos del convenio con el IESS el impacto será mucho mayor. ¿Qué espera la provincia entera para seguir sus pasos? ¿Qué esperan otros gobiernos locales? El poder jamás lo cederá el Gobierno central.
Hay que arrebatárselo.